jueves, 27 de noviembre de 2008

Mañana, el primer día (Editado)

Quedan 281 días para mi boda; es decir, queda un cojón todavía pero, y no sé por qué, la pregunta que me hace todo el mundo cuando me ves es:
-¿Ya tienes todo listo?¿Estás nerviosa?

A ver, alma de cántaro, que queda mil todavía, estoy más nerviosa por la llegada de la Nochebuena que por mi boda (no sé por qué, pero el día de Nochebuena me pongo muy nerviosa, será porque me gusta mucho, o quizá porque ese día hay licencia para beber champán hasta caerse de culo???) En fin...
Pues no, no tengo nada listo; de hecho, lo único que tenemos es la reserva en el restaurante y nuestros respectivos regalos de compromiso. Bueno, también hemos mirado ya el tema de los chaqués para los chicos, pero nada más.
Sí que hemos decidido dónde será la luna de miel, pero aún no hemos pisado una agencia de viajes; total, los hemos mirado por Internet... He de decir en mi defensa que me he comportado como una prometida más maja que las pesetas, porque yo quería ir o bien a Canadá, o bien a Nueva York, pero al mongui de mi chico no le seducía ninguno de los dos destinos, y mira que yo insistí en que en Canadá nos íbamos a inflar a pescar salmones, pues ni por esas.
Así que haciendo gala de mi tolerancia, y sabiendo que era uno de los viajes más deseados de Marcos, le propuse irnos de safari fotográfico a Tanzania, a ver a los cinco grandes. Ni que decir tiene que se le iluminó la cara, le encantó la propuesta. Al final lo que haremos será ir cinco o seis días de safari, y luego cruzar a Zanzíbar a pegarnos otros cinco o seis días tirados en la playa.
Seré una esposa generosa y le daré el capricho, convencida que más tarde o más temprano tendrá que devolverme la generosidad y visitaremos Nueva York y Canadá.

Pero bueno, a lo que iba, que me lío. Mañana voy a mirar vestidos por primera vez, tengo hora a las seis de la tarde; sobra decir que la mayoría de las colecciones me las sé de memoria de verlas en Internet. Lo malo, es que de los veinte mil vestidos que he visto únicamente me han gustado tres. Uno es de Pepe Botella y me lo probaré mañana, pero dudo mucho que me quede bien porque da la sensación que es un vestido para tipazos, y no es mi caso.Os lo presento:



Me gusta porque es sencillo, no tiene ni volantes, no cortes raros ni está lleno de cristales Swarosky; en la zona del pecho lleva unas poquitas piedras para darle algo de gracia, pero nada más. Lo que más me gusta es el escote, ya que, para una persona bajita como yo (mido 1.60 m) lo más favorecedor son los escotes en pico, que aportan verticalidad y suman altura; es decir, lo que yo necesito. Me pasó algo curioso con este vestido: le comenté a mi madre que había visto un vestido de Pepe Botella que me había gustado, pero ni le di señas ni le dije el modelo, ni ná; ella en casa se puso a mirar la colección por Internet, y supo que era éste. Me mando un mail con la foto del vestido y me dejó un poco flipada, para qué os voy a engañar.Lo que son las madres, caray...

En contra del vestido diré que tiene un escote pronunciado, pero ni me importa; si hay algo que puedo lucir en mi cuerpo, ese es el escote. Mi madre opina que quizá sea demasiado para una boda, pero yo argumento que no me casaré en una iglesia, sino en una terraza preciosa con vistas a un capo de golf.
Lo malo es que no sé si me quedará bien, porque es muy ajustado a la cadera, y yo no tengo un tipazo que digamos. Bueno, ya se verá.


Segunda opción: Jesús del Pozo. Este no me lo probaré mañana porque lo comercializa Rosa Clará, y aquí no hay, así que hasta que no vaya a Valladolid, pues nada. Os lo presento:


Este vestido me mola mil; bueno, éste y otro de la misma firma, pero no he conseguido foto, sí os dejo la dirección, por si os apetece verlos:
http://noviasjesusdelpozo.com/ .No tengo muy claro cuál es cuál, si os digo que los modelos que me gustan son en Nisbur y el Nirina. Y me gustan porque son lo más simple del mundo, y tienen que ser cómodos de narices. Pero claro, tienen dos pegas: la primera, es que, al ser de Jesús del Pozo costarán una verdadera pasta. Mi madre me ha dicho que el vestido me lo regala ella, que me compre el que me guste, pero tengo muy claro que no voy a perder la cabeza por un vestido que me voy a poner un rato, así que he decidido que un vestido en torno a 1.500,00 es más que razonable, no quiero causar a mi madre un descalabro económico sólo porque a mí se me antoje casarme.
La otra pega es que sé que a mi chico no le gustará, y no quiero que se lleve una decepción.
De todas maneras, yo pienso ir a probármelos, a ver qué tal me quedan, no quiero quedarme con las ganas.
Porque gustarme no me gusta ninguno, pero voy con la idea de probármelo todo, me guste o no; tengo que probarme los diferentes escotes, a ver cuál es el que mejor me sienta, los diferentes cortes, telas...No pienso decir que no a nada.
Edito: lo reconozco, estoy nerviosa; en realidad, estoy muy nerviosa. Además una de las personas que iba a acompañarme no puede llegar, así que iré sólo con mi madre. He quedado con ella una rato antes en un bar, me tomaré unos chupitos de Ruavieja a ver si templo, no esperaba ponerme tan atacada. Marcos no sabe nada, si me pregunta qué haré esta tarde...¿se lo digo, o esto tampoco tiene que saberlo?Jooo, ¿de veras que no puedo casarme en vaqueros?





martes, 25 de noviembre de 2008

Un historia real

Se casaron muy jóvenes.

Ella se enamoró como una tonta y se quedó embarazada, e irremediablemente sus padres los casaron.

Al principio las cosas iban bien, recién casados, jóvenes y con un hijo en camino,estaban llenos de ilusión y de ganas. Él consiguió un buen trabajo de soldador, ella se quedó al cargo de la casa. El bebé nació y todo en aquella familia era alegría. Y, en seguida, se quedó embarazada del segundo.


Con dos hijos y un alquiler las cosas ya no fueron tan fáciles, él volvía malhumorado del trabajo y ella sola apenas podía con dos niños tan pequeños.

Pronto el hastío llegó a la casa; él decía que se iba a trabajar pero nunca llegaba al taller de soldadura, y ella veía como el dinero dejaba de entrar. Ya se sabe, cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana.

La cosa comenzó con discusiones, que al tiempo se convirtieron en grandes broncas, dando paso a los gritos cobardes y los tiestos destrozados por el suelo; pero los manotazos pronto dejaron de dirigirse a los tiestos para ir a parar a su cara.

Él era fuerte y rabioso, y ella demasiado joven y con dos niños que sacar adelante. Los de alrededor lo sabían, lo notaban y lo veían, pero en los ochenta no estaba de moda denunciar, ni siquiera ofrecer ayuda a quienes sufrían las palizas día tras día.

El tiempo fue pasando, y ellos se dejaron y se cogieron muchas veces. Entretanto, en las cogidas, ella aguantó que la destrozara la espalda a cintazos un día que llegó un poco borracho, otro día casi la mata al tirarla por las escaleras porque ella le preguntó por qué llegaba tarde.


Y los hijos crecieron un poco, y ella lo dejó.

Entonces se volvió loco, no se sabe si de celos o de amor mal entendido. Se presentaba en el bar donde ella trabajaba y le tiraba los cafés ardiendo a la cara, la amenazaba delante de los clientes, la esperaba al cierre para pegarla...
No se equivoquen, ella lo denunció muchas, muchas veces, pero aún en los noventa existía el silencio cómplice de quienes miraban hacia otro lado.


Después de soportar palizas y humillaciones, él la dejó. Qué irónico, ¿verdad?, fue él quien la dejó, con treinta y pocos, dos hijos pre-adolescentes, la más absoluta ruina y la autoestima casi inexistente.


Hace exactamente una semana ella cumplió los cincuenta. Sus hijos son dos extraordinarios treintañeros, buenas personas, tabajadores y respetuosos. Salió adelante sola, ABSOLUTAMENTE SOLA, y hoy es una mujer feliz. Y viva.



Otras no tienen tanta suerte.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Yo lo que quiero es cocinar

Una de mis grandes pasiones siempre ha sido la cocina; es más, creo que es algo que va más allá de una pasión, casi podría decir que es una necesidad. En este par de semanas de tanto agobio de trabajo, tantas prisas y tantos papeles lo único que estaba deseando era que llegaran las ocho de la tarde para irme a casa; pero no para tirarme en el sofá delante de la tele, sino para meterme en la cocina. Tengo comprobado que cocinar es la terapia que mejor me ayuda a desconectar.


Mi pasión por la cocina viene desde muy pequeña. En mi casa, las grandes cocineras han sido mi madre y mi abuela paterna. Cuando alguna de ellas estaba en la cocina cacharreando, ahí me iba yo, siempre con la misma pregunta:

_¿Necesitas ajos?

Creo que es lo primero que aprendí a hacer, pelar ajos; bueno, ajos y huevos cocidos. Y esa era la pregunta excusa para que me dejaran quedarme en la cocina, estorbando, según ellas; alucinando, según yo. Y tanto la una como la otra se aprovechaban de mí, porque lo que me enseñaban a hacer eran las tareas más asquerosas: limpiar mejllones, boquerones... Siempre con la excusa de que un buen cocinero ha de saber cómo limpiar los alimentos para poder trabajar con ellos.

Los cuchillos no me dejaron utilizarlos hasta que tuve una edad prudente. Cuando ésta llegó, aprendí a picar verduras; no tengo la soltura de Arguiñano, pero no se me da mal.





Pero mi "formación" como cocinera se vio interrumpida por mis años de estudio; primero, en el internado, y luego en la Universidad. En esta última intenté seguir con la cocina, pero no tenía ni tiempo ni ganas, así que se quedó estancado.

Fue cuando volví a casa y, sobre todo, cuando Marcos y yo empezamos a vivir juntos cuando mi pasión por la gastronomía dio su gran salto. Además con la gran suerte de que Marcos es un apasionado de la comida, disfruta comiendo, lo mismo le da carne, pescado, verduras, legumbres...Para mí, el paraíso.
En esa primera etapa me dediqué a cogerle el rollo a muchas cosas; mi abuela me regaló mi primera olla express que me sirvió para empezar con recetas sencillas, tipo carne estofada, cocido o cualquier legumbre. Recuerdo que en aquellos tiempos tenía dos grandes asuntos pendientes: el primero, el arroz. Era incapaz de que un arroz me quedase bien; por más veces que me habían dicho lo de los casi dos vasos de caldo por uno de arroz, lo que a mí me salía parecía cemento armado. Hasta que unas Navidades en casa de mi abuela paterna mi padre me desveló los grandes secretos del arroz. Él no es cocinero, es maitrê, pero sabe de muchos secretos de la cocina. Desde entonces, mis paellas y el arroz con bogavante son famosas entre mi familia y amigos.
Otra de las grandes espinitas era la bechamel; eso me jorobaba especialmente, pues siendo amante de las croquetas, de los tigres y de los pimientos rellenos me pisaba la tripas no saber hacer la masa en condiciones. Entonces fue mi amiga Yoli la que me dio una clase magistral de bechamel; desde entonces no hay sobra de carne que se resista a terminar en deliciosas y suaves croquetas.

Cuando nos dieron nuestra casa, hace ya dos años, todo el diseño de la cocina estaba pensado por y para cocinar;y, desde entonces, ha sido cuando más he disfrutado con la cocina. No hay cacharro que no tenga, desde lenguas, pasando por mandolinas, chinos, mi juego de cuchillos profesional...

No nos falta tampoco nuestra pequeña bodega, pues si los guisos son importantes, el maridaje con un buen vino es lo que marca la diferencia. Normalmente es Marcos quien se dedica a buscar los vinos ya que es él quien se mueve en el mundo de las distribuciones y conoce de primera mano los nuevos caldos que van saliendo de las bodegas.

Lo que me gustaría sería tener un poco de tiempo para poder dedicarle a la cocina; no sólo al hecho de cocinar, sino al poder ir al mercado por las mañanas, ver que productos de pescadería han entrado ese día, comparar el precio de las carnes, la frescura de las verduras de temporada...Evidentemente sólo puedo disfrutar de ese placer los sábados, y no todos, pues no todos los sábados tengo ganas de madrugar para ir al mercado. Lo bueno es que mi madre, como es jefa de cocina, siempre me anda diciendo qué pescados son buenos y están bien de precio en cada momento, qué verduras de temporada me aconseja comprar ...Pero no es lo mismo...

viernes, 14 de noviembre de 2008

A LA MIERDA!!!!


NOTA: entónese el título como nos enseñó el actor, escritor y académico Fernando Fernán Gómez en ese ataque de ira que le produjo un periodista inoportuno. Joder, mira que me caía bien este tipo...



Ya está, ya me han tocado las narices; mi jefe hoy me ha reprochado un asunto con el que yo no tengo nada que ver; todo para justificarse delante de un socio suyo en no sé qué asunto. Bueno, en realidad la mañana ha empezado calentita cuando he llamado a Dimas para que viniera a recoger una documentación. Dimas trabaja para el socio de mi jefe en ese asunto, y ya me ha "regañado" por no haber hecho una cosa que tenía que haber hecho. Claro, yo flipo, porque nadie, en ningún momento se ha molestado en indicarme cómo tengo que proceder con los temas correspondientes a esa sociedad, que en nada tienen que ver con mi trabajo.


Ya calentita, al rato me llama mi jefe para decirme lo mismo; que por qué no había mandado la documentación por fax en cuanto llegó, que era importante...Vamos a ver señores de los cojones: en mi primer lugar, yo esa documentación no la abro porque no viene a nombre de la empresa para la que trabajo, y tampoco nadie me ha indicado que lo haga. En segundo lugar, es mi jefe el que determina, en cada caso, lo que debo hacer con ella; si es algo urgente, enseguida me dice que lo mande por fax, si esta indicación no se me da, yo entiendo que no es urgente y la remito por correo ordinario.

Pues bien, la dichosa documentación era súperurgentequetecagas, y todo el mundo me regaña a mí. Pues a la mierda, hombre ya, que llevo toda la semana como una perra con los planos de las narices, haciendo trío con el escalímetro López y el metro Anselmo como para que me vengan, hoy viernes, a tocar las narices con este asunto, joder. Si alguno se hubiera tomado la molestia de indicarme el procedimiento a seguir con este tema esto no habría pasado,coño; pero no, Nur, además de sacarse alas para llgar a toda pastilla a los sitios, inventarse la carrera de arquitectura para replantear habitaciones y cuartos de baño, a pesar de ser licenciada en Derecho, ahora, además, tiene que desarrollar la capacidad de adivinar de la voluntad de su jefe, no te jode!

En fin, que me han quemao para todo el día, y sólo eran las 10.30 de la mañana, malditos cabrones!

Perdonar mi lenguaje vulgar y soez, pero es que cuando me cabreo me tengo que desahogar de alguna forma, y lo de decir tacos me quita presión.

Así que he decidido pasar la mañana tocándome las narices, que les den, ya no hago nada más. Y encima hoy sí que me voy a tomar la hora libre que me corresponde los viernes, que se joda mi jefe!
Ala, me bajo a tomar café.
Feliz fin de semana para todos.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Para cuándo un descanso, por fa??

Estamos teniendo unos días de trabajo intenso, de llamada tras llamada de mi jefe diciendo "Nur, vete volando a ..." Sí, llevamos dos semanas que no paramos, todo el día visando proyectos, dejando documentaciones en Industria, pagando tasas del Ayuntamiento para ocupaciones de vía...Y es que no sé si recordaréis que, cuando me rompí la clavícula, hace ya bastante, estábamos comenzando una obra enorme.
Bien, pues esa obra, ya de sobra arrancada y en marcha, me está volviendo loca porque hemos permitido a los futuros propietarios hacer algunas reformas/mejoras, y nos están mareando; me paso el día recalculando superficies, porque en el aseo que lleva un plato de ducha de 80x80 los señores quieren meter uno de de 1,00x0,75 y, claro, en un baño de 3,97 m no se pueden hacer milagros; pero a ellos les da igual. El único argumento es que ellos "lo van a pagar"; ya señor, pero ¿no se da Ud. cuenta de que si le pongo un plato de ducha de esas dimensiones le voy a tener que quitar el lavabo para ponerle un lavamanos minúsculo fijado a la pared, y el inodoro va a quedar prácticamente inutilizado porque no hay sitio ni para sentarse a hacer un pis?
Pues les da igual, oigan.
Así que tengo por mejor compañero al escalímetro, que no nos hemos separado ni un minuto en nueve días; y el metro, ese amigo fiel que me sirve para hacerme una idea de los espacios.
Y claro, así tengo el blog como lo tengo, abandonado y lleno de polvo; y es que, además, me pasa que cuando tengo quizá un ratillo y me digo "Venga Nur, actualiza", pues me pongo a pensar y no se me ocurre nada interesante que escribir; y claro, para escribir tonterías, pues mejor no escribir nada.
Y en este estado me hallo, deseando que lleguen, al menos, cinco días seguidos de descanso, a ver si revitalizo cuerpo y mente, porque el no haber podido disfrutar de unos días en verano empieza a hacer mella, y jope si se nota! Marcos anda más o menos como yo, ahora un poco más relajado en el curro porque ya terminó los presupuestos, pero también con ganas de poder desconectar unos días.
Así que lo siento, no tengo nada ni más interesante ni mejor para contaros.
Sí, lo reconozco, este es un post excusa, o de relleno, o para justificarme...como lo queráis llamar.
Ala, adiós.