miércoles, 7 de abril de 2010

Hola, vuelvo después de tantos meses en silencio porque tengo algo importante que contaros. Ya sé que el blog ha estado completamente abandonado, pero, precisamente, ha sido porque no había nada nuevo o interesante que contar.
Todo ha seguido como siempre: trabajo, marido, casita, amigos, familia...

Hemos aumentado la familia: nos hemos hecho con una perrina muy maja que se llama Sira, es una téckel y tiene dos meses. Es muy salada la tía, y muy cómica.

Las que estáis en Facebook ya la habíais visto, al natural es mucho más guapa, como casi siempre. Está muy loca, y cuando la pega el siroco ya puedes tener a mano sus mordedores si no quieres ser tú el objetivo de sus dientes. Pero se porta bastante bien. A ver si terminamos con las vacunas que la faltan para poder sacarla a la calle. Cada vez que abro la puerta del jardín de atrás tengo que estar con mil ojos, la pobre se muere de ganas por salir.

También vamos a aumentar la familia por el otro lado, porque estoy embarazada de nueve semanas, más o menos. Estoy feliz, pero no tiro cohetes. Se supone que tardaría un tiempo en quedarme embarazada después de haber estado tantos años tomando anticonceptivos; se supone que mi cuerpo no sería fértil hasta, por lo menos, unos seis meses. Pero ya véis, esto ha sido más rápido que inmediantamente.

Lo llevo regular, tengo todos los síntomas de las embarazadas en los primeros meses: vómitos, náuseas, mareos, insomnio...Lo que peor llevo es lo de no dormir; si que ando más cansada, pero no consigo dormir, así que me voy arrastrando a todas partes como un ser. Estoy un poco hasta las pelotas de que me digan que tengo mala cara y que me tengo que cuidar. Cuidarme me cuido, lo que pasa es que no duermo.

Otra consecuencia del embarazo es que no paro de perder peso; llevo ya cuatro kilos. Dicen que es normal, y mi matrona está muy contenta porque dice que así, cuando engorde, llevaré esos kilos de ventaja. Pero estoy hecha un asco: se me caen todos los pantalones. Incluso me valen algunos que hace años que no me podía abrochar. Pero no me mola, entre las ojeras y la ropa que me queda grande parezco una yonki. Y no hablemos de mis tetas, porque parecen globos aerostáticos. Ahora sólo se ven mis tetas; si te fijas un poco, te das cuenta de que son ellas las que me llevan a mí. Me duelen un montón, tengo que sujetármelas cada vez que bajo las escaleras.Definitivamente, no mola nada.

En fin, que creo que no voy a ser la embarazada al uso súper feliz con su estado. Yo de momento sólo le veo contras, ningún pro; excepto, claro está, que en unos meses mi bichill@ estará conmigo. Pero, por ahora, la cosa no me mola. Tengo complejo de contenedor; ahora sé cómo se sienten los huevos Kïnder cuando los cabrones de los niños sólo los quieren por lo que llevan dentro, pues un poco así me siento yo. No quiero parecer una insensible: quiero tener este hijo, lo quiero de verdad, pero la experiencia del embarazo es una mierda. O, por lo menos, es lo que yo siento ahora.

No fumes, no bebas, no comas carnes poco hechas, no pruebes los embutidos...Todo es por el bien del niño, pero a la madre que la den por el culo. Jamás me había sentido tan ignorada, pese a las increíbles muestras de cariño y afecto espontáneo que ha provocado la noticia. Todo el mundo te mira con cara embobada, como si fueras un duendecillo irreal...Las que ya han sido madres te hablan de lo increíble que es la experiencia, y conforme me lo cuentan me voy poniendo malísima. Lo siento, no aguanto tanta ñoñería.

Mis amigas está muy tontas, aunque se están portando genial conmigo. Yoli me va a hacer croquetas de boletus. A ver si voy engordando un poco, que falta me hace...Ellas quieren una sobrina; mi amigo Santi quiere gemelos, y nos hemos apostado una cena. Si tengo gemelos o mellizos me da un pa'llá. Mi chico quiere un niño, y lo quiere llamar Simón. A mí me da igual lo que venga, sólo quiero que pase ya y que esté aquí cuanto antes.

He escrito esta entrada como desahogo porque sólo me atrevo a contarle estas cosas a mi madre. Ella, al igual que yo, es una desnaturalizada y sabe entender lo que digo sin pensar que soy un bicho. Supongo que su instinto maternal y el mío están en el mismo lugar.