miércoles, 7 de octubre de 2009

Historia de un descubrimiento

Se acerca uno de los fines de semana más importantes para mí. El fin de semana de la fiesta del Pilar es obligatorio ir al pueblo de mi chico a coger uno de los manjares más exquisitos que conozco: boletus edulis.
Todo comenzó hace cuatro años, un viernes por la tarde, cuando mi chico recibió la llamada de Alber, uno de los colegas de Madrid. Típica llamada para preguntar qué tal va todo, qué planes hay para el fin de semana...Él nos comentó que estaba con Davis en el pueblo cogiendo hongos. Yo no sabía qué los amigos de mi chico estuvieran interesados en la micología; si quiera sabía que en el pinar de Pegue hubiera hongos. Así que mi sorpresa fue máxima cuando Alber dijo que estaba cogiendo boletus. BOLETUS!!!

A la media hora mi chico y yo metimos en una mochila los pantalones de senderismo, el forro polar, un par de camisetas, ropa interior y allí nos plantamos.
El sábado por la mañana quedamos en la Flor para tomar café y subir al pinar. Puede sonar estúpido, pero yo estaba súper nerviosa. Nunca había salido a recoger setas, a pesar de que mi tío Joselete es un gran aficionado y entendido. Pero es que no eran setas cualquiera; no eran Corpinus Comatus, ni Robellones, no...Eran boletus!!!
Tomamos el café, echamos el piti...y para el pinar. Una ventaja con la que contábamos es que, como en el pinar hay muchas vacas y caballos, a partir de una zona está vallado, y sólo puedes pasar con el coche si tienes la llave del candado que cierra la valla; lo cual reduce considerablemente el número de coche que pueden subir hacia arriba del todo, que es la mejor zona. Hay mucha gente que madruga y sube andando, pero no suelen llegan tan arriba. Y nosotros tenemos llave, jejeje.
Una vez pasada y cerrada la valla, Alber baja las ventanillas del coche, cierra los ojos y empieza a inspirar...

-Vamos a tener una buena mañana, ya huelen...


El boletus es un hongo muy aromático, pero jamás pensé que pudiera olerse en el campo. Pero sí, si estás atento, puedes olerlo.
Mi chico y yo pegado a Alber, era el único que había subido a por hongos todos los años, y el que los conoce bien.
Encontrar uno es como un regalo, un subidón enorme...Mi primer boletus fue un Pinnicola, que, si cabe, es mejor que el edulis. Qué alegría, por Dioss!!!

Bajamos del pinar a eso de las 3.30 de la tarde. A la Flor a tomar unas cervecillas y ver cuántos han pillado los demás. Todos en el bar con nuestras cestas de hongos, a ver quien ha cogido los mejores ejemplares, los más grandes sin que estén "agusanaos"...

Desde entonces hasta ahora hemos progresado bastante: nos hicimos socios de una asociación micológica para enterarnos un poco más del rollo, nos compramos cestas para setas, aprendimos a distinguir bastantes especies, vamos con nuestro librito de bolsillo a todas partes por si aparece una especie que desconocemos...

Y por fin ese fin de seman ha llegado. Por fin, pasado mañana ponemos rumbo a Pegue; teníamos un poco de miedito porque no había llovido nada, pero el agua de esta semana junto con el solete puede hacer que flipemos el sábado en el pinar.

Además de boletus, también cogemos níscalos y Coprinus Comatus, pero nada más. Pero lo que más nos gusta son los boletus. Además este año he dicho que los voy a conservar en aceite; un año los congelé y no me gustó nada el resultado cuando los comí a los tres meses. Otra vez los intenté secar, y al final se me pudrieron. Y tengo la sensación que este año voy a triunfar conservándolos en aceite. A ver qué tal están para Navidad, con una foie...Ufff.


Una recomendación: si váis a setas, recoger sólo lo que conozcáis, si de alguna seta no estás seguro, déjala donde estaba, o recógela en un papel de periódico, separada de las demás setas de la cesta, si tu idea es estudiarla. Mucho cuidadin.