miércoles, 15 de diciembre de 2010

Historia de un nacimiento

Salí de cuentas el 8 de noviembre, y los días pasaban y no me ponía de parto. Creo que batí el récord de los registros; hasta cinco veces estuve en monitores para ver cómo seguía mi niño. Y como éste parecía estar muy a gustito ahí dentro, en la semana 41+4 decidieron inducirme el parto, así que ingresé el día 19 de noviembre a las 9 de la mañana.
Evidentemente, como yo no estaba de parto, no tenía ni un mísero centímetro de dilatación; es más, ni siquiera tenía borrado el cuello del útero. Así que me pusieron un tampón de prostaglandina para iniciar el proceso. Me subieron a planta, y allí me dejaron 12 horas para ver si empezaba a dilatar. Las contracciones comenzaron a las 7 de la tarde, y sobre las 9 de la noche me bajaron de nuevo a paritorio para ver cómo iba. Ni un centímetro de dilatación, pero con unas contracciones tremendas que iban a más. Me volvieron a poner a monitores, y como el niño estaba bien, pero no había dilatación, decidieron dejarme toda la noche con contracciones y subirme de nuevo a la planta. En la vida olvidaré esa noche, la peor de mi vida sin duda. Cada cinco minutos, incluso menos, tenía contracciones, unas contracciones horribles que me mataban de dolor. Ni la respiración que me habían enseñado en las clase de preparación, ni las diferentes posturas hacían que eso se pudiera soportar. Ví pasar todas las horas del reloj, en una noche que pensé que no iba a terminar nunca. Cuando por fin amaneció, ya a las nueve de la mañana, pedí que me bajaran de nuevo a paritorio porque ya no tenía fuerzas para soportar una contracción más.
Me miraron, y tenía 2 cm de dilatación. En ese momento me dijo la matrona que en cuanto llegara el anestesista me pondrían la epidural. De momento empezarían con la oxitocina, que no sé para qué coño me la pusieron porque mis contracciones, según marcaba el monitor, superaban el 127 de sobra. Yo ya no sabía cómo ponerme, no podía soportar el dolor de las contracciones que se repetían cada dos minutos. A las doce de la mañana llegó el anestesista.Por lo visto tuve suerte porque el que me ocó era el mejor del hospital. La verdad es que resultó un tío muy majo, que me explicó perfectamente todo el proceso. Se extrañó que me hubieran dejado tanto tiempo con contracciones, y me pidió que le avisara cada vez que tuviera una para poder él para el proceso de la epidural, ya que, como yo no podía matenerme quieta con cada contracción, podíamos liarla.
Cuando la anestesia empezó a hacer efecto por fin pude descansar. La matrona estaba un poco agobiada porque pensaba que no iba a tener fuerzas para empujar cuando llegara el momento de parir.
Me rompieron la bolsa de líquido amniótico sobre la 1.30 de la tarde, y lo que salió ahí era un "puré de guisantes". Pero yo todavía no había dilatado lo suficiente como para parir, así que aguantaron toda la tarde a ver si por fin me ponía en 9 cm. Yo sentía las contracciones, que eran continuas, pero no me dolían. También empecé darme cuenta de que mi niño estaba sufriendo porque sus latidos se aceleraban mucho cada vez que yo contraccionaba.
Para colmo, a eso de las 6 de la tarde me subió mucho la fiebre, así que la posibilidad de una cesárea quedó descartada.
Yo ya empecé a preocuparme, y ví que tanto mi matrona como la ginecóloga que iba a atenderme en el parto estaban más agobiadas que yo. A las 6 la ginecóloga me dijo que empezara a empujar cada vez que tuviera una contracción, ahí mismo, en la sala de dilatación. Me dijo que la cosa se estaba complicando y que teníamos que acelerar el proceso. Además, Simón estaba en postura posterior, así que habría que usar ventosas para sacarlo.
Yo empecé a empujar con todas mis fuerzas, que no sé de dónde coño salieron porque estaba completamente agotada después de más de 15 horas de contracciones. Mi chico estaba muerto de miedo, y yo también, pero teníamos que hacer el último esfuerzo porque el niño estaba teniendo mucho sufrimiento fetal.
Por fin los 9 cm de dilatación a las 7.15 de la tarde, volando me llevaron al paritorio, y allí estaba esperándonos todo el equipo, incluido un pediatra, lo cual era una muy mala señal.
El expulsivo en sí fue rápido y fácil, y Simón nació a las 7.30, pero en muy malas condiciones. Había tragado mucho meconio, y tenía el cordón umbilical enroscado en el cuello. Nada más salir se lo llevaron a una mesa de esas calientes que tenían preparada en el mismo paritorio, ni siquiera me lo enseñaron, y cuando giré la cabeza para ver qué pasaba ví que estaba completamente morado, que la aspiración no era suficiente y que tuvieron que ponerle oxígeno durante un rato. Yo no lo oía llorar, y es que mi pobre estaba en parada respiratoria. La tensión que había en el paritorio era demasiada, yo ni siquiera me enteré de cuando me cosieron, sólo hacía que mirar a la mesa donde estaba mi niño con la pediatra y un montón de gente más. M e lo enseñaros medio segundo, lo justo para que pudiera darle un beso, y se lo subieron a las incubadoras de neonatos.
De lo que pasó después casi no me acuerdo, sólo recuerdo el dolor del montón de puntos que me dieron, y la angustia de no poder tener a mi niño conmigo.
Simón estuvo 6 días en la incubadora, 4 de ellos con suero y antibiótico. Los primeros días fueron horribles: Simón no parecía un bebé, sino un muñeco de trapo que no hacía nada, ni llorar, no respondía a los estímulos, casi no comía...Yo subía cada tres horas a neonatos a ponerle al pecho, pero era inútil porque no reaccionaba a nada. Al quinto día empezó a espabilarse y le quitaron el antibiótico, al sexto día su apariencia era la de un niño normal, aunque aún no respondía como debía a muchos estímulos.
Qué queréis que os diga, que las hemos pasado más putas que Caín. A día de hoy Simón es un bebé precioso que evoluciona perfectamente. Los pediatras que lo están tratando están un poco asombrados de que se haya recuperado tan bien después de un parto tan jodido. Come como una lima, coge peso estupendamente, se mosquea (tanto, que le hemos puesto el mote de Furru, porque se enfurruña con facilidad)...Además es un niño muy buenín que desde el primer día que llegó a casa nos ha dejado dormir, al menos, 4 horas del tirón, y va superándose cada noche. Ya estamos en una media de 5 horas seguidas.
Ahora está fastidiado porque tiene muchos gases y le cuesta sacarlos un montón, así que alguna tarde que otra estamos con cólicos. Pero eso es normal, no me preocupa que se pegue llorando tres horas seguidas porque eso es lo que toca, es lo que les pasa a los bebés.
Y yo...Pues estoy fenomenal, estuve un par de semanas jodida con los puntos, pero ya se me cayeron y no noto nada. Además, mi matrona me ha dicho que me han hecho una episiotomía "muy bonita", que viene a ser algo así como que no se nota que me han hecho episiotomía. Como Simón come tanto, y yo sólo le doy pecho, desde casi el principio me he vuelto a poner mi ropa de antes del embarazo, qué ya tenía yo ganas de volver a enfundarme mis vaqueros.
Marcos es un padre estupendo, y yo como madre...pues creo que dejo algo que desear, pero lo hago lo mejor que puedo. Me pasa un poco como cuando estaba embarazada, que no siento ese instinto que te sale cuando eres madre o estás embarazada; pero creo que no soy de lo peor que hay por ahí. De todas maneras, Simón tendrá que aguantarse porque ésta es la madre que le ha tocado.

martes, 14 de septiembre de 2010

Ya es hora...

Sí, lo sé, ya es hora, estaréis pensando...He estado unas semanas de vacaciones, y volví a la oficina el pasado lunes, pero hasta que me he puesto al día con todo...Pues eso, ni una entrada, ni un comentario en vuestros blogs.
¿Las vacaciones? Pues una castaña peregaña, para ser sinceros; en primer lugar porque no he podido irme a ninguno de los destinos que tenía planeados. Pensábamos ir a Palma, pero dado mi estado de gestación, y mi barrigota más que evidente, ninguna compañía me dejaba volar sin autorización de mi médico; y como mi placenta sigue de marginal por la vida, mi médico me dijo que naranjas de la china. El destino alternativo era el Algarve, pero por el mismo motivo de la marginalidad de mi placenta, mi matrona dijo que de eso nada, que tantas horas de coche no, y bla, bla, bla...Total, que convenció a mi chico (pusilánime de los cojones) para que no fuéramos. Así que en casita nos hemos quedado, yo muerta de asco y de una mala leche que no me aguantaba ni yo.
La parte buena es que nos ha dado tiempo a dejar la habitación de Simón completamente pintada, amueblada y rebonita, que no es poco.
Y no, no penséis eso de que, al menos, habré tenido tiempo de descansar, porque de eso nada. En primer lugar, porque las noches han dejado de ser lo que eran para mí hace ya tiempo. No consigo dormir del tirón ni una sola, porque todas las noches tengo que levantarme a hacer pis. Antes lo tenía súper controlado, hacía el camino de la cama al baño sin abrir los ojos, así en cuanto volvía a acostarme me dormía. Pero ahora no, básicamente porque el simple hecho de levantarme de la cama es casi misión imposible; al ser la cama de tatami, y mi barriga del tamaño de un saco de patatas de 50 kilos, él único modo de levantarme es rondando todo lo posible hasta el borde de la cama y, una vez allí, hacer un rápido movimiento e incorporarme, y digo rápido porque si no es así, acabo en el suelo. En fin, toda una odisea. Así que cuando consigo levantarme para hacer pis, al volver a la cama estoy más espabilada que diez, y el volver a dormir una vez despierta en medio de la noche no se me ha dado bien desde que cumplí los 28.
Las siestas tampoco han sido mi fuerte estos días vacacionales, porque todos los días teníamos algún mueble que montar. Os cuento un poco: en la habitación de Simón hay un armario empotrado que teníamos sin montar, pero con dos burros dentro para los trajes de mi chico y la ropa de montaña. Y ese armario ya tenía que quedar libre para poder vestirlo y dejarlo en condiciones, así que una tarde nos fuimos a Leroy Merlin a comprar un par de armarios para montarlos en el garaje. El primer armario no planteó problema alguno, pero el segundo tuvimos que montarlo casi por intuición, y nos llevó más tiempo del esperado.
Otro día nos fuimos a Ikea a comprar unos muebles para el cuarto de Simón, y claro, cuando uno llega a Ikea se acuerda de todos aquellos huecos tristes y vacíos que tiene en casa, en los cuales los mueblo suecos quedarían de muerte. Pues no sólo compramos la cómoda de Simón, su cambiador, sus cortinas y sus lámparas, sino también una mesita auxiliar para el rincón de lectura junto al sillón verde, un mueble-contenedor para ponerlo junto con la mesa del comedor y guardar platos y vajillas varias, lámparas para cubrir los tristes casquillos de algún dormitorio, alfombras, etc...Total, que nos hemos pasado una semana montando muebles, que yo ya hasta me planteo poner en mi currículum "experta en montar muebles de Ikea, y sin que mi sobre ni un triste tubillón".
Montados los muebles varios, a pintar la habitación del piratilla, que maldita la hora en que dejé que mi chico y su primo la encintaran porque, una vez pintada y seca, al retirar la cinta de carrocero me dí cuenta que debían haberse fumado unos porros al encintar, porque ¡madre mía que desastre! Me cogí tal cabreo que prohibí a Marcos volver a coger ningún útil de pintura, que ya me encargaría yo de rematarla, y ese trabajo me llevó tres días, así que imaginad cómo la dejaron los primos de los cojones.
Y así, a lo tonto y a lo bobo, se me han pasado los días de vacaciones, currando sin parar.
Pero bueno, no nos quejaremos mucho, que tampoco hay que pasarse.
Y ahora, de vuelta a la oficina, me veo en la tesitura de buscar a alguien que me sustituya cuando esté de baja por maternidad, y no sé por dónde empezar a buscar. Me preguntaba Elly en Facebook que por qué no se encargaba la empresa de hacerlo, y la respuesta es muy sencilla: yo soy el departamento administrativo (joder, qué pretencioso suena, no??), yo soy quien ha puesto esta oficina en marcha, así que mi jefe, con buen criterio me parece a mí, ha dejado en mis manos el hecho de buscar una persona y enseñarla como yo quiero que haga las cosas. Evidentemente él también tendrá que darle el visto bueno, pero básicamente es cosa mía. Y os juro que no sé por dónde empezar a buscar. L@s recomendad@s de los amigos no me molan porque luego si salen rana todos son compromisos y malos rollos; estoy intentando contactar con los institutos de formación profesional, a ver si me puede decir de algún alumno/a que haya terminado ya el módulo de administrativo y le pudiera interesar, pero como aún no ha empezado el curso, pues los centros están barridos. Y yo necesito encontrar a alguien cuanto antes porque de aquí a un mes yo tengo que coger la baja porque ya estaré en la semana 37 y en cualquier momento Simón puede decir que ya es hora de venir a este mundo. Y estoy agobiada de pelotas, así que si alguien que haya tenido que hacer procesos de selección tiene a bien darme algunas orientaciones, se lo agradeceré de corazón.
Pues eso, que admito toda clase de ayuda en este asunto.

lunes, 2 de agosto de 2010

Agotada

Así es como estoy. Siempre me pasa lo mismo, cada vez que llega el verano los fines de semana se llenan de planes y no hay manera de descansar ni un poquito; que si hay que quedar con la familia para tomar el aperitivo, con los amigos para cenar, algún evento fuera de la ciudad al que siempre nos apuntamos...En condiciones normales no me quejaría, pero reconozco que ya me cuesta mucho seguir el ritmo. Lo peor de todo es que tampoco digo que no; aunque sepa que voy a terminar hecha polvo, siempre acepto, y los domingos por la noche me cago en tó por haberme pegado otro fin de semana sin para un minuto. Me acuesto tan agotada que apenas duermo, supongo que de puro cansancio, y el lunes a las 7 de la mañana suena el despertador, uff, hay días que, literalmente, tengo que tirarme de la cama para poder levantarme.


Y este fin de semana no ha sido diferente a los demás. El viernes es el único día de la semana que no trabajo por la tarde, y, aprovechando que María había venido unos días de Londres, aprovechamos para ir a comer a la piscina y pasar la tarde. Aguantamos hasta las 7.30 de la tarde, muy bien, muy a gustito a la sombra...Marcos llegó de Burgos casi a las 9, yo estaba tirada en el sofá sin ganas de ná, pero llamaron unos amigos, que por qué no nos tomábamos unas cañas por el centro, aprovechando que hacía una noche estupenda...A mí el plan me pisaba la tripa, pero mi pobre chico había estado reunido desde las 3 hasta la 8, y necesitaba salir un poco. ¿Un poco?Cuando llegábamos a casa eran las dos de la madrugada.


El sábado a las 9 arriba, había que dejar la comida hecha porque teníamos que salir a encargar la Maxicosi de Simón, hacer unas compras, y a las 2 habíamos quedado con Cristina y familia para tomar un vermú en el barrio. Después de comer, media hora de relax antes de ponermos en camino de Ávila, teníamos entradas para el concierto de Mark Knopfler en Gredos. Llegamos sobre las 7 al hotel porque cogimos mogollón de tráfico, una ducha rápida y de nuevo en carretera hasta Hoyos de Espino. Menos mal que el concierto fue tranquilo; aunque siga siendo un maestro de la guitarra, ya está viejino y sus espectáculos son de corte relajado. Al finalizar el concierto, de nuevo al coche para volver a Ávila al hotel,y de nuevo una caravana de la leche.


Llegamos sobre las dos, nos lavamos los dientes y a la cama. Yo casi no pegué ojo, hacía tantísimo calor que tuvimos que dejar las ventanas abiertas, y como el hotel estaba en una avenida, apenas pude dormir con el ruido del tráfico.


A las 9 de la mañana ya estaba en la ducha; había que ponerse las pilas porque de ahí teníamos que volver a casa, recoger a Cristina y su marido y subirnos a Herrera a la fiesta del cangrejo. Casi todo el día de pie, tomando cañas (yo 0,0 sin alcohol, of course), comiendo muy tarde...Cuando llegamos a casa anoche eran casi las 10, y yo pensé que de un momento a otro me iba a desplomar.


Y hoy, de nuevo, a las 7 de la mañana suena el despertador. A día de hoy no hay planes para el fin de semana, pero me apuesto mis brillantes a que antes del miércoles ya hay planes para, por lo menos, viernes y sábado.


A todo esto hay que sumarle nueve horas de oficina de lunes a jueves, más cinco del viernes. Yo no hago jornada intensiva, vengo a la ofi mañana y tarde y os aseguro que venir a trabajar en verano a las cuatro de la tarde, cuando hay 40º a la sombra y el sol cayendo a plomo te deja el nivel de energía a -0. Si hay mucho trabajo mal, porque no paras. La semana pasada estuve con un presupuesto que no me dejó despegarme del ordenador en los cinco días; todo el rato con cifras, precios, mediciones...Aún no he terminado, aunque estoy en un break porque me faltan de entregar unas cifras de las partidas de energía solar, telecomunicaciones y aparatos sanitarios. En cuanto lleguen, otra vez a lo mismo. Es lo malo del cierre de Julio, que todo el mundo quiere dejarlo todo hecho para coger vacaciones, así que te pegas un mes de infarto. Y, ¿qué pasa a partir de hoy?Pues que casi todos ya se encuentran en su lugar de vacaciones descansando, y los días en la oficina son lo más tedioso del mundo, porque hay trabajo cero. Llevo casi dos horas aquí y aún no ha sonado el teléfono ni una vez. Lo más emocionante que me espera este mes es hacer la certificación correspondiente, un par de pagos de vallas de obra, renovar papeles en un banco y poco más... Osea, desidia, tedio y mala leche por estar aquí muriéndome del asco sin apenas trabajo.

Y yo no puedo más, así que he decidido coger más vacaciones de las que tenía previstas. Y no tengo previsto, de momento, ir a ningún sitio, pero necesito descansar. Cogeré del 16 al 29 de agosto, y como la siguiente semana, la del 30 al 5 de septiembre son las ferias de mi ciudad y no se trabaja, me pillo tres del tirón.


Tengo que empezar a bajar el ritmo. Mi placenta no está colocada donde debería y no quiero correr ningún riesgo estúpido sólo por querer seguir haciendo todo.




viernes, 23 de julio de 2010

Las primeras cosas de Simón_ Editado

Ayer estuve con Cristina, una amiga desde hace mil años que trabaja en Madrid. Ella fue mamá por primera vez hace menos de dos años y ha decidido, junto con su marido, que con Leire se plantan, no quieren tener más hijos. Cuando la dije que estaba embarzada se puso muy contenta, y en seguida me ofreció todo lo que tenía de Leire para Simón.

Yo, al principio, no sabía muy bien si aceptar, pero después de hablar con otras personas cercanas que han sido mamás, me di cuenta de que no tenía necesidad de gastarme un pastizal comprando un montón de cosas que Cristina podría darme nuevas. Quizá si me lo hubiese ofrecido otra persona hubiera dicho que no de primeras, pero conozco a esta chica y a su familia desde hace mil años y sabía que iban a estar impecables, como ha sido el caso. Y ayer estuvimos mirando algunas de ellas.

Tengo una Bugaboo Cameleon como la de la foto, en los mismos colores; probablemente le cambie las fundas, porque estas marrones,aunque son muy sufridas, no me gustan mucho.

El carro me gusta porque es el que tienen otros amigos para Clara, su peque, y yo lo he llevado un montón de veces y me parece súper ligero, con ruedas que giran súper bien y no es muy complicado de desmontar.

Otra cosa que me va a dar Cristina es una cuna de Strokke; no encuentro la foto en Google, porque todas las que salen son el nuevo modelo en forma de huevo que son una cuna adaptable. La que me van a dar es la clásica rectangular, blanca, que también se hace extensible, y que tiene como una puertecita para cuando el mochuelo sea más grande (pero mucho más) pueda salir solo de la cuna. La verdad es que nos ha venido de lujo porque Marcos y yo no teníamos muy claro cómo ponerle la habitación: por un lado yo quería comprarle una de bebé, pero Marcos decía que era mejor comprarle la cuna y una habitación de niño grande. Ahora lo tenemos resuelto: compraremos una cómoda/cajonera con cambiador, algunas baldas o estanterías, y con la cuna ya tiene la habitación. Pondremos un sillón para poder sentarnos con él, y como el dormitorio ya trae el armario empotrado, pues asunto resuelto. Le pondremos unas cortinas bonitas, pintaremos, porque el dormitorio está en color malva y a su padre no le parece lo suficientemente masculino, y le encargaremos a mi hermano unos vinilos de animales para decorar las paredes.

Esta misma amiga también me va a dar una bañera; le he estado viendo en fotos y me parece muy chula: es como de plástico duro, pero va montada sobre unas patas en tijereta, que pueden ser desmontadas una vez usada; se la ve grandecita y práctica. También una mantita/gimnasio de las de echar en el suelo, una gandulina y los comunicadores para oir al pequeñajo cuando está en la cuna.

Qué queréis que os diga, que estoy encantada porque sé que me voy a a horrar mucho dinero que podré invertir más adelante en cosas que me interesan mucho para mi niño cuando sea más grande.

Ahora aprovecharé también las rebajas para comprarle las cositas que le harán falta cuando nazca, tales como pijamas, bodys y esas cosas que yo desconocía por completo. Menos mal que mi querida Ely tuvo a bien hacerme una lista con las cosas necesarias, porque yo andaba como pollo sin cabeza, mirando por Internet y volviéndome loca tratando de comprender qué era un arrullo o un pelele. Es que ésto de ser primeriza y sin experiencia ninguna con niños es un telar; porque, a ver, si has tenido más o menos contacto con bebés en tu vida, pues andas un poco más espabilada. Pero si eres como yo, que jamás, y digo bien, jamás he cogido en brazos a un bebé de menos de 5 meses, no sé ni cómo se pone un pañal y nunca en mi vida he tenido cerca niños de ninguna clase, pues ésto te viene, cuando menos, muy muy grande. Ainssss, yo, que me he pasado toda la vida renegando de los niños, invocando,incluso, el retorno de Herodes en algunas ocasiones, y ahora me veo así....

Feliz fin de semana.

EDITO: Tengo una gran duda, a ver si me podéis ayudar (seguro que sí, sois todas unas mamis estupendas). Como os comenté, tengo la Bugaboo que me han regalado/prestado, pero he caído en la cuenta de que existe otro caharro, la Maxicosi, que no tengo muy claro para qué sirve y si es necesaria del todo. Me da que es la silla que se pone en el coche cuando es chiquitín pero, luego se puede acoplar a la estructura de la Bugaboo???Existen Maxicosis específicas para modelo de carro???Es que he visto bebés paseando en las Maxicosis, pero no tengo ni idea si tienen una estructura propia o se acoplan a las demás.

Ely, tienes razón en cuanto a la anchura de la Bugaboo, pero yo vivo en un chalet y no tengo ascensor, así que ese problema no lo tengo. Cuando vaya a casa de mis suegros que viven en un tercero y su ascensor es un poco pequeño, pues ya veremos.Igual es la excusa perfercta,jejeje!

Por cierto, que muchas me habéis preguntado. Mi fecha probale de parto es el 8 de Noviembre; hasta entonces nos quedan tres mesecitos completos para que mi barriga siga creciendo; a ver si me acuerdo y os cuelgo unas fotillos de la Nuri preñá!

Espero respuestas.

viernes, 2 de julio de 2010


Pues eso, que me voy unos días con mi incipiente familia a descansar a las costas asturianas; a comer pescadito y marisquito, tomar el sol, bañarme en el mar, pasear mucho con mi perrina, darle a las artes amatorias y todas esas cosas que se hacen en vacaciones.
Nos vemos en unos días.
Sed buenas.
Nur.




jueves, 24 de junio de 2010

Las señoras de 9.50€/hora

Aquí seguimos mi mochuelo y yo, haciéndonos cada día más colegas, yo pensando más en él cada rato, y él haciéndose notar muchas veces al día. Tuvimos la eco de las 20 semanas y Simón crece sano y a un ritmo normal. Nos confirmaron el sexo, y le vimos los deditos de los pies, la cara,la nariz (que ha salido a madre, a Dios gracias), las piernecillas, que así tumbado parecían dos paletillas de lechacín...En fin, que está muy bien. Y yo también, todo sea dicho.
Lo malo de esta semana es que ando sin coche, pues el Clio lo he dejado a pintar para entregarlo, ya que tenía algunos rozones en las aletas traseras, fruto de las prisas al salir del garaje. Es muy probable que mañana esté listo y podamos ir a Burgos a por el nuevo. Eso espero, porque como siga teniendo que venir muchos días más al curro en el bus me da un hari. Que es que una ya no estaba a acostumbrada al trasnporte público, pese haber sido fiel usuaria de éste durante muchos años. Pero, ¡ay, esta sociedad de consumo!, que te acostumbras a tu coche, a ir y venir cuando quieres, y tener que estar sujetos a horarios me parece lo peor del mundo, amén del precio del autobús, que para siete kilómetros raquíticos que separan mi urba de la capital, 1,20€ por viaje me parece que está bien cobrado, coño. Todo para que el bus esté sucio, que mejor que no apoyes brazos o manos en ningún sitio porque se te quedan negros, te lleven el aire acondicionado como si viviéramos en la misma Sevilla, y soportar un conductor con complejo de Carlos Sainz que ni siquiera roza el freno cuando pasamos por los badenesreductoresdevelocidad, que por mis brillantes os juro que cada vez que pasamos uno me dan ganas de agarrarme los bajos porque temo que Simón salga disparado.
Obviando que el recorrido de siete kilómetros raquitícos conlleva media hora de trayecto, pues el bus para en todas las urba de alrededor y en el pueblo principal, y que llevo muy pero que muy mal esa pérdida de tiempo, lo que más me enerva es el tema de los horarios, no por nada, sino porque yo no me entero, caray, que el lunes estuve 40 minutos esperando a que llegara el autobús de las 8 de la mañana, desde las 7.50 hasta las 8.30, el cual resulta que había pasado a las 7.45 y yo no me había coscado. Resultado, llegar un cuarto de hora tarde al curro.
En fin, que no lo soporto; además, no logro entender cómo a las 8.00 de la mañana, que yo voy como un piojo con la legaña "pegá" las señoras que cogen el bus para ir a currar tienen tantas ganas de hablar, joder, que es que llego a la oficina con la cabeza loca. Ayer, una contaba a su compañera de asiento cómo tenían que operarla de la muñeca, ya que por ejercer el trabajo que desempeña, que digo yo que sea limpiacristales, sino no me lo explico, se había lesionado la citada parte de su cuerpo, y que pensaba cogerse todo el verano de baja para disfrutar tranquila de la piscina. Olé ahí, con dos cojones. Hoy, otra señora que también se dedica a la limpieza de hogares ajenos (inciso: algún día tengo que investigar por qué todas las mujeres que cogen el bus de las 8.00 de la mañana trabajan en hogares ajenos en tareas de limpieza, plancha y colada) detallaba a la señora del asiento de en frente que ella trabaja en tres casas: a dos de ellas va tres horas a la semana, y a la otra va una hora y media dos veces a la semana, todo ello por el precio de 9.50€ la hora. Y me he quedado reflexionando, joder, pues esta señora tiene que limpiar mejor que el mayordomo de la tele, porque yo a mi chica, que, dicho sea de paso, va un día a la semana 4 horas, la pago a 7.50€ la hora por limpiar y planchar y estoy más contenta con ella que unas castañuelas. Será quizá, la diferencia de precio, por eso de prestar los servicios en la capital, lo cual ya conlleva 2.40€ diarios en bus (ida y vuelta), y prestarlos en la urba, al lado del pueblico, a la cual te vas andando tranquilamente, y aprovechas para mejorar la circulación de las piernas.
Yo hoy también me he enterado de que la señora que iba todos los días con la niña, una niña odiosa de esas sabelotodo con una voz de pito que me daban ganas de meterla el fulard en la boca para no tener que oírla (lo sé, lo sé...por eso me alegré tanto cuando supe que mi heredero es varón), ya no cogerá el autobús porque a la niña le han dado ayer las vacaciones en el cole,y, como sus padres están separados, se irá unos días con su padre a Valencia y bla,bla,bla...
Y, cada mañana, cuando llego a la parada del autobús, maldigo a Renault por hacer que mi coche se jodiera de esa manera, lo cual a desembocado en que me compre un coche nuevo y tenga que esperar hasta mañana para tenerlo, y para ello haya tenido que dejar el maldito Clio a pintar para entregárselo divino de la muerte a su nuevo dueño, y por la falta de costumbre, vaya todas las mañana con el tiempo pegado al culo para ducharme, sacar a la perrina, hacer la cama, desayunar, y salir pitando a coger el bus, que como no tengo muy claro a que hora llega tengo que estar allí unos 15 minutos antes, por si acaso, porque, otro día más, con las malditas prisas he olvidado de nuevo coger los cascos del iPhone para no tener que escuchar toooodas las mañanas las conversaciones de las señoras que limpian en las casas de la capi por 9.50€/hora.
Uisss, qué a gustito me he quedado, oye.
Tam, si me lees, hazme un huequito en tu blog,por fis...
Carn, por qué no puedo entrar en tu blog tampoco???Jooo...

jueves, 3 de junio de 2010

Mejorando

Estoy hasta arriba de trabajo, literalmente; tengo una inspección de trabajo, hacer todos los certificados para la clasificación de empresas (en ésto ando esta tarde; estoy bloqueada y no sé cómo hacerlos, así que me tomo un break para actualizar), acabo de terminar la certificación de obra de este mes...No sé puede vivier así, con períodos de inactividad absoluta y rachas de salir todos los días a las 9 de la noche de la oficina.
Tampoco llevo unos días muy buenos que digamos. El pasado sábado Marcos se despistó cuando tenía a la perrina y una mastín que la cuatriplica el tamaño la mordió en el hocico. Pobrecina, no se me olvida cómo lloraba cuando la mordió, y cómo sangraba. La llevamos a toda pastilla al veterinario, creo que jamás había conducido tan rápido y tan nerviosa; menos mal que la herida fue más bien superficial y apenas necesitó cura. Lo peor vino después, cuando a Sira se la hinchó todo el hocico, la costaba un huevo respirar, y encima, le subió la fiebre a 41. Volvimos a llevarla al veterinario de urgencias a las 10 de la noche, tres inyecciones y hasta el día siguiente. El domingo volvimos a llevarla a que la revisaran y ya estaba mucho mejor. No tenía fiebre y la hinchazón del hocico había remitido mucho; aún así, otras tres inyecciones para prevenir posibles infecciones y antipiréticos para que no le diera fiebre.
Pero el sábado no sólo fue horrible por lo de la perra. Habíamos quedado con la familia de David para ir a comer a casa de su tía a un pueblecito de Valladolid, a una enorme casa que tienen con jardín. Decidimos llevar mi coche porque, si Marcos quería tomarse unas copillas después de comer, conduciría yo, y prefiero mi Clio a su Focus familiar máslargoqueundíasinpan, y diésel. Para ir para Cubillas Marcos llevaba el coche. Según estamos saliendo de la autovía y tomando la entrada al pueblo, el coche hace un ruido raro; los dos nos miramos,pensamos que habíamos pinchado, cuando, de repente, el coche se pone a hacer un ruido del copón y empieza a oler a gasolina. Ni idea de qué le podía pasar. Allí lo dejamos, ya llamaríamos a la grúa después de comer. Total, era sábado a las 3 de la tarde y no podríamos hacer nada.
Os juro que si ese sábado no le abofeteé a Marcos, no creo que lo haga nunca, porque motivos me estuvo dando toda la mañana.
Pedimos a la grúa que nos lo dejara en el taller oficial. El lunes por la mañana fuimos, y lo que se suponía que iba a ser cambiar una piececilla que se había roto por la módica cantidad de 150,00 euros, se ha convertido en una avería del copón que me va a suponer 2.000,00 eurazos. Es posible que mañana me lo den. No es lógico que un coche con 4 años y 40.000 km tenga una picia así. El propio chico del taller oficial de Renault me lo dijo; me comentó que cuando pase a recojerme me va a dar un teléfono para que ponga una reclamación, porque no es normal lo que le ha pasado, y, seguramente, la culpa la haya tenido una bujía mal apretada de fábrica.
No querías caldo, pues toma dos tazas: llevo toda la semana con el coche de Marcos, el Focus maslargoqueundíasinpan, que me cuesta media vida cada vez que lo tengo que meter en el garaje. Si con el Clio ya tenía que andar controlando las cuatro esquinas del coche a la vez, con éste me da el siroco directamente.
La buena noticia del fin de semana vino el viernes por la tarde, cuando fuimos a ver a mi ginecóloga. Y es que vamos a tener un niño, y estamos súper felices por ello. Menos mal, ya andaba yo pensando a quién vendérsela si salía niña! En serio, nos hacía ilusión que fuera niño porque todas las chicas que conozco que han dado a luz en el último año y medio han tenido niñas, y ya está bien. También nos dijo que crece sano y normal, le vimos las orejas, las manos, las costillas, la columna vertebral...Por lo visto es muy inquieto y no para.

Y yo...Pues ya me voy encontrando mejor. Ya no me siento tan infeliz, aunque he tenido que poner las pilas a muchas personas. A Marcos le tuve que decir cosas muy fuertes un sábado que me sentí la mujer más sola del mundo volviendo de la tienda cargada con 8 litros de zumo más los correspondientes kilos de fruta, mientras él se duchaba tranquilamente y paseaba a la perra. Quizá fui cruel, pero no me arrepiento porque es así como lo sentí; sentí que no estaba a la altura, que si hubiera llegado a saber que él se iba a comportar así jamás se me hubiera pasado por la cabeza plantearme tener un hijo juntos. Y no debía faltarme razón, porque él asintió a todo y se disculpó por lo apartado que se había mantenido con el asunto del embarazo. Y mano de santo, desde entonces hasta hoy la cosa ha mejorado mucho.
También tuve que poner las pilas a mi madre, a mi suegra y algunas personas más, que se empeñaban en echarme en cara que siempre estaba triste y de mal humor, y que así iba a tener un hijo triste y deprimido. Les dije las cosas claras: que no podían esperar que yo siguiera siendo la Nuria de siempre simpática, divertida, dispuesta para todo el mundo cuando yo no lo estaba pasando nada bien, y que no se creyesen con el derecho a juzgarme cuando sólo me veían un ratillo los fines de semana, justo cuando mis migrañas estaban a punto de caramelo. Marcos me ayudó bastante diciéndolas que ellas no estaban conmigo 24 horas al día como sí estaba él, y que era completamente injusto que fueran tan duras conmigo y que sólo tuvieran en cuenta lo malo. Y también funcionó.
Ahora me encuentro bien, tranquila. Si no estoy de mala leche o nerviosa o preocupada la cabeza me duele menos, así que voy a mandarlo a todo a la mierda y a preocuparme sólo de mi bienestar. Y lo estoy haciendo, vaya que sí. A la que tengo frita es a mi matrona, cada vez que voy la coso a preguntas. Es que la gente es una toca pelotas, todo el mundo lo sabe todo sobre el embarazo. Hace no mucho me puse unos zapatos de tacón divinos que me ha regalado Marcos, de éstos de súper moda que se llevan este verano, pues ya apareció una "uuuyyssss, eso es mucho tacón; no puedes llevar tantos tacones porque es malo para la postura y perjudica al feto" Ala, otra vez a sentirme mal. Pues mentira puta, puedo llevar los tacones que me salgan de las narices, según mi matrona, lo más que me puede pasar es que me canse antes, pero punto. Y así con miles de cosas, aarrggg...
Tam, no te puedo decir nada de eso que me comentas porque no tengo ni idea ni de medidas craneales ni nada de eso; las ecos están bien, y con eso me basta. Las pruebas de glucosa aún no me las han hecho, creo que me tocan para finales de mes.Pero sí, estoy mucho mejor. Muchas gracias a todas por preguntar.
Mañana nos vamos de fin de semana a la capi, porque tenemos entradas para el Rock in Río del sábado; no es que me apasione ninguno de los artistas a los que vamos a ver, pero han sido un regalo y me parece feo venderlas. Nos vamos a casa de unos coleguitas y nos llevamos a la perrina. Para mí es una dura prueba, pues estos amigos fuman canutos, y acaban de venir de Jamaica y tendrán una maría espectacular. Porque sí, queridas, mucho embarazo y mucha vaina pero hay días que se me antoja una barbaridad darle una caladilla a un porrito, snif...Pero soy fuerte.

domingo, 9 de mayo de 2010

A corazón abierto

Hace tiempo que quiero escribir sobre esto. Lo intenté cuando os conté que estaba embarazada, pero me sentía tan mal por tener este tipo de pensamientos que pensé que, quizá, si dejaba pasar un poco de tiempo las cosas irían cambiando. Pero, al contrario de lo que pensaba, esto va de mal en peor.
Desde que me enteré que estaba embarazada una enorme tristeza me tiene como alma en pena todo el día. No me siento feliz, ni ilusionada ni contenta. Me siento desgraciada, muy triste y muy sola. Al principio creía que se debía a los cambios hormonales; pensaba que en cuanto me acostumbrara a esto de estar embarazada las cosas irían mejorando, pero nada más lejos de la realidad. Cada día es peor que el anterior.
Lo peor de todo es no poder compartir con nadie estos sentimientos porque todo el mundo da por supuesto que estoy más feliz que una perdiz. Sí, es cierto que me preguntan cómo estoy, pero lo único que quieren saber es cómo me encuentro, si tengo vómitos, naúseas y todos esos rollos. Nadie quiere saber si me siento feliz, si estoy contenta, si ésto es lo que esperaba que fuera. La gente que me rodea da todo por supuesto, y lo único que les importa es lo que ellos sienten. Si ellos están felices por el embarazo, yo tengo que estar más feliz todavía. Pero como me sienta yo no les importa, porque en ningún momento se han parado a preguntarme. Y si me ven mal, todo lo achacan a los cambios propios de mi estado. Ni siquiera se les pasa por la cabeza que yo sea completamente infeliz porque eso no es lo que toca.
Encima tengo que aguantar con buena cara el hecho de todos sepan más que nadie. No sé si os he hablado alguna vez de mis migrañas. Las padezco desde que tengo quince años; son hereditarias, muy intensas y extremadamente dolorosas. Antes, cada vez que tenía un episodio de migraña, lo intentaba atajar con Ibuprofeno; si uno no surtía efecto, al poco rato me enchufaba otro. Y si a las cuatro horas el dolor persistía, tenía que ir a urgencias a que me pincharan. Hace un par de años mi médico me hizo unas pruebas y quedé diagnosticada como migrañosa crónica. Estuve varios meses con tratamiento diario, y algunas pastis extras por si la migraña se volvía insorportable. Pues aún sigo padeciéndolas, la diferencia es que ahora lo único que puedo tomar es paracetamol, que para mí, es como si me comiera un Sugus. Encima tengo la mala suerte de tenerlas todos los fines de semana; comienzan el viernes, y el domingo ya estoy que me quiero tirar por la ventana.
Pero a los demás eso les da igual, se creen con todo el derecho a decirte que con el estado de ánimo que tengo es normal que empeoren, que tengo que ser positiva y toda esa mierda. A ver, maldita hija de puta, ¿tú has tenido migrañas alguna vez?¿acaso conoces la diferencia entre una cefalea y una migraña? Pues entonces cállate perra, que no tienes ni puta idea y tu opinión me importa una mierda. Está a punto de reventarme la cabeza y me la suda si tengo mala cara, estoy mal y punto. Esto fue el domingo pasado, mi suegra y su hermana tocándome los cojones mientras que lo único que yo quería era largarme a mi casa y enchufarme un pastillazo y que lo dieran a todo por el culo. Mi madre, de la cual he heredado las migrañas (y espero que en compensación también me deje en herencia unos cuantos millones de euros), estaba allí y las hacía tratar de entender cómo se siente una persona cuando está así. Pero no hay modo, ellas piensan lo que piensan y su opinión es la que vale. Vaya suerte la suya el conocer siempre la verdad absoluta de las cosas!!!
Miento cuando digo que nadie se da cuenta de lo que me pasa; mi madre lo sabe, y me pregunta e intenta hablar conmigo. Pero reconozco que últimamente tengo un carácter insoportable, no quiero hablar con nadie de ésto porque me siento como un monstruo; además tampoco quiero preocuparla, que bastante tiene ella.
Tampoco me sierve cuando me dicen eso de "Venga, no te agobies, ya verás que cuando nazca la criatura todo cambia"; pues me toca los cojones, porque yo me siento mal ahora, no quiero saber qué pasará cuando nazca, quiero poner solución a lo que siento ahora.
Mi marido...Pues no sé, no sé si no se entera o no quiere enterarse. Toda su atención es para Sira, nuestra nueva perrita. También me descojono bastante cuando la gente me dice eso de "Uyy, tú ahora aprovéchate y que te cuiden y te mimen". Ya, ¿y quién se supone que va a hacerlo? ¿El imbécil de Marcos que parece que esto no va con él? Venga hombre, no me hagas reír. Tengo la sensación de que en esto estoy más sola que la una, y encima no encuentro a nadie para compartirlo. Porque quisiera conocer a alguien que hubiera sentido lo mismo que yo, la misma tristeza, la misma soledad, la misma angustia...No me valen las mamás que han tenido embarazos súper felices, porque en ningún caso van a poder hacerse una idea de lo que siento. Lo que siento es horrible.
Y que no venga ni gún listo con la típica pijada de "Ya verás como todos tus sentimientos cambian cuando lo veas en las ecografías". Dos veces lo he visto, y mi pensamiento ha sido:"Vale, tiene dos piernas, dos brazos y una cabeza. Todo normal" Y me he quedado igual de fría.
¿Será que no lo quiero? Esa es la terrible pregunta.

miércoles, 7 de abril de 2010

Hola, vuelvo después de tantos meses en silencio porque tengo algo importante que contaros. Ya sé que el blog ha estado completamente abandonado, pero, precisamente, ha sido porque no había nada nuevo o interesante que contar.
Todo ha seguido como siempre: trabajo, marido, casita, amigos, familia...

Hemos aumentado la familia: nos hemos hecho con una perrina muy maja que se llama Sira, es una téckel y tiene dos meses. Es muy salada la tía, y muy cómica.

Las que estáis en Facebook ya la habíais visto, al natural es mucho más guapa, como casi siempre. Está muy loca, y cuando la pega el siroco ya puedes tener a mano sus mordedores si no quieres ser tú el objetivo de sus dientes. Pero se porta bastante bien. A ver si terminamos con las vacunas que la faltan para poder sacarla a la calle. Cada vez que abro la puerta del jardín de atrás tengo que estar con mil ojos, la pobre se muere de ganas por salir.

También vamos a aumentar la familia por el otro lado, porque estoy embarazada de nueve semanas, más o menos. Estoy feliz, pero no tiro cohetes. Se supone que tardaría un tiempo en quedarme embarazada después de haber estado tantos años tomando anticonceptivos; se supone que mi cuerpo no sería fértil hasta, por lo menos, unos seis meses. Pero ya véis, esto ha sido más rápido que inmediantamente.

Lo llevo regular, tengo todos los síntomas de las embarazadas en los primeros meses: vómitos, náuseas, mareos, insomnio...Lo que peor llevo es lo de no dormir; si que ando más cansada, pero no consigo dormir, así que me voy arrastrando a todas partes como un ser. Estoy un poco hasta las pelotas de que me digan que tengo mala cara y que me tengo que cuidar. Cuidarme me cuido, lo que pasa es que no duermo.

Otra consecuencia del embarazo es que no paro de perder peso; llevo ya cuatro kilos. Dicen que es normal, y mi matrona está muy contenta porque dice que así, cuando engorde, llevaré esos kilos de ventaja. Pero estoy hecha un asco: se me caen todos los pantalones. Incluso me valen algunos que hace años que no me podía abrochar. Pero no me mola, entre las ojeras y la ropa que me queda grande parezco una yonki. Y no hablemos de mis tetas, porque parecen globos aerostáticos. Ahora sólo se ven mis tetas; si te fijas un poco, te das cuenta de que son ellas las que me llevan a mí. Me duelen un montón, tengo que sujetármelas cada vez que bajo las escaleras.Definitivamente, no mola nada.

En fin, que creo que no voy a ser la embarazada al uso súper feliz con su estado. Yo de momento sólo le veo contras, ningún pro; excepto, claro está, que en unos meses mi bichill@ estará conmigo. Pero, por ahora, la cosa no me mola. Tengo complejo de contenedor; ahora sé cómo se sienten los huevos Kïnder cuando los cabrones de los niños sólo los quieren por lo que llevan dentro, pues un poco así me siento yo. No quiero parecer una insensible: quiero tener este hijo, lo quiero de verdad, pero la experiencia del embarazo es una mierda. O, por lo menos, es lo que yo siento ahora.

No fumes, no bebas, no comas carnes poco hechas, no pruebes los embutidos...Todo es por el bien del niño, pero a la madre que la den por el culo. Jamás me había sentido tan ignorada, pese a las increíbles muestras de cariño y afecto espontáneo que ha provocado la noticia. Todo el mundo te mira con cara embobada, como si fueras un duendecillo irreal...Las que ya han sido madres te hablan de lo increíble que es la experiencia, y conforme me lo cuentan me voy poniendo malísima. Lo siento, no aguanto tanta ñoñería.

Mis amigas está muy tontas, aunque se están portando genial conmigo. Yoli me va a hacer croquetas de boletus. A ver si voy engordando un poco, que falta me hace...Ellas quieren una sobrina; mi amigo Santi quiere gemelos, y nos hemos apostado una cena. Si tengo gemelos o mellizos me da un pa'llá. Mi chico quiere un niño, y lo quiere llamar Simón. A mí me da igual lo que venga, sólo quiero que pase ya y que esté aquí cuanto antes.

He escrito esta entrada como desahogo porque sólo me atrevo a contarle estas cosas a mi madre. Ella, al igual que yo, es una desnaturalizada y sabe entender lo que digo sin pensar que soy un bicho. Supongo que su instinto maternal y el mío están en el mismo lugar.