domingo, 9 de mayo de 2010

A corazón abierto

Hace tiempo que quiero escribir sobre esto. Lo intenté cuando os conté que estaba embarazada, pero me sentía tan mal por tener este tipo de pensamientos que pensé que, quizá, si dejaba pasar un poco de tiempo las cosas irían cambiando. Pero, al contrario de lo que pensaba, esto va de mal en peor.
Desde que me enteré que estaba embarazada una enorme tristeza me tiene como alma en pena todo el día. No me siento feliz, ni ilusionada ni contenta. Me siento desgraciada, muy triste y muy sola. Al principio creía que se debía a los cambios hormonales; pensaba que en cuanto me acostumbrara a esto de estar embarazada las cosas irían mejorando, pero nada más lejos de la realidad. Cada día es peor que el anterior.
Lo peor de todo es no poder compartir con nadie estos sentimientos porque todo el mundo da por supuesto que estoy más feliz que una perdiz. Sí, es cierto que me preguntan cómo estoy, pero lo único que quieren saber es cómo me encuentro, si tengo vómitos, naúseas y todos esos rollos. Nadie quiere saber si me siento feliz, si estoy contenta, si ésto es lo que esperaba que fuera. La gente que me rodea da todo por supuesto, y lo único que les importa es lo que ellos sienten. Si ellos están felices por el embarazo, yo tengo que estar más feliz todavía. Pero como me sienta yo no les importa, porque en ningún momento se han parado a preguntarme. Y si me ven mal, todo lo achacan a los cambios propios de mi estado. Ni siquiera se les pasa por la cabeza que yo sea completamente infeliz porque eso no es lo que toca.
Encima tengo que aguantar con buena cara el hecho de todos sepan más que nadie. No sé si os he hablado alguna vez de mis migrañas. Las padezco desde que tengo quince años; son hereditarias, muy intensas y extremadamente dolorosas. Antes, cada vez que tenía un episodio de migraña, lo intentaba atajar con Ibuprofeno; si uno no surtía efecto, al poco rato me enchufaba otro. Y si a las cuatro horas el dolor persistía, tenía que ir a urgencias a que me pincharan. Hace un par de años mi médico me hizo unas pruebas y quedé diagnosticada como migrañosa crónica. Estuve varios meses con tratamiento diario, y algunas pastis extras por si la migraña se volvía insorportable. Pues aún sigo padeciéndolas, la diferencia es que ahora lo único que puedo tomar es paracetamol, que para mí, es como si me comiera un Sugus. Encima tengo la mala suerte de tenerlas todos los fines de semana; comienzan el viernes, y el domingo ya estoy que me quiero tirar por la ventana.
Pero a los demás eso les da igual, se creen con todo el derecho a decirte que con el estado de ánimo que tengo es normal que empeoren, que tengo que ser positiva y toda esa mierda. A ver, maldita hija de puta, ¿tú has tenido migrañas alguna vez?¿acaso conoces la diferencia entre una cefalea y una migraña? Pues entonces cállate perra, que no tienes ni puta idea y tu opinión me importa una mierda. Está a punto de reventarme la cabeza y me la suda si tengo mala cara, estoy mal y punto. Esto fue el domingo pasado, mi suegra y su hermana tocándome los cojones mientras que lo único que yo quería era largarme a mi casa y enchufarme un pastillazo y que lo dieran a todo por el culo. Mi madre, de la cual he heredado las migrañas (y espero que en compensación también me deje en herencia unos cuantos millones de euros), estaba allí y las hacía tratar de entender cómo se siente una persona cuando está así. Pero no hay modo, ellas piensan lo que piensan y su opinión es la que vale. Vaya suerte la suya el conocer siempre la verdad absoluta de las cosas!!!
Miento cuando digo que nadie se da cuenta de lo que me pasa; mi madre lo sabe, y me pregunta e intenta hablar conmigo. Pero reconozco que últimamente tengo un carácter insoportable, no quiero hablar con nadie de ésto porque me siento como un monstruo; además tampoco quiero preocuparla, que bastante tiene ella.
Tampoco me sierve cuando me dicen eso de "Venga, no te agobies, ya verás que cuando nazca la criatura todo cambia"; pues me toca los cojones, porque yo me siento mal ahora, no quiero saber qué pasará cuando nazca, quiero poner solución a lo que siento ahora.
Mi marido...Pues no sé, no sé si no se entera o no quiere enterarse. Toda su atención es para Sira, nuestra nueva perrita. También me descojono bastante cuando la gente me dice eso de "Uyy, tú ahora aprovéchate y que te cuiden y te mimen". Ya, ¿y quién se supone que va a hacerlo? ¿El imbécil de Marcos que parece que esto no va con él? Venga hombre, no me hagas reír. Tengo la sensación de que en esto estoy más sola que la una, y encima no encuentro a nadie para compartirlo. Porque quisiera conocer a alguien que hubiera sentido lo mismo que yo, la misma tristeza, la misma soledad, la misma angustia...No me valen las mamás que han tenido embarazos súper felices, porque en ningún caso van a poder hacerse una idea de lo que siento. Lo que siento es horrible.
Y que no venga ni gún listo con la típica pijada de "Ya verás como todos tus sentimientos cambian cuando lo veas en las ecografías". Dos veces lo he visto, y mi pensamiento ha sido:"Vale, tiene dos piernas, dos brazos y una cabeza. Todo normal" Y me he quedado igual de fría.
¿Será que no lo quiero? Esa es la terrible pregunta.