Desde el principio tuve muy claro que no me casaría con unos zapatos de novia al uso; nunca me han gustado los zapatos blancos (excepto mis fabulosos Jazz), así que en cuanto tuve el vestido empecé a buscar zapatos. Tenía muy clara la idea de lo que quería, pero no me pasaba lo mismo con el color. En un principio, pensé en un lavanda suave, un lila...Pero las tendencias se encargaron de dejarme muy claro que éste no era año para ese color. No quería un morado nazareno porque ése es el color de mi madre, y tampoco vale repetirse. Fisgando por las webs de los diseñadores de zapatos, fui perfilando la idea de lo que quería, pero seguía teniendo dudas sobre el color. Barajé muchas opciones:

Modelo de Pura López
Modelo de Jimmy Choo
Modelo de Dior
Los tres zapatos respondían a lo que yo quería, pero los tres tenían la plataforma por fuera, y eso no me gusta. Yo quería un zapato así, pero con la plataforma oculta por dentro, así que seguí la búsqueda. El tema del color de los zapatos también me preocupaba, hasta que volví a pasarme por la web de Pura López, y encontré ésto:

Mi amiga Sandra me propuso irme con ella un fin de semana a Madrid y buscarlos allí. Me pareció una idea estupenda, pero una locura a la vez. ¿Por dónde empezaría a buscar?Madrid tiene muchas zapaterías...Así que me puse en contacto con la fábrica de Pura López y pregunté en qué punto de venta podría encontrar ese zapato en concreto, y al rato me contestaron. Estaban en una zapatería llamada Hangar, en la Calle Hermosilla.
Llegué a Madrid y mi amiga fue a recogerme al Alvia, comimos un sandwich rápido en un Vips y nos fuimos al barrio de Salamanca, en busca de la zapatería.
Cuando llegamos vi los zapatos, pero la decepción fue tremenda: lo que parecía un color nude súper de moda resultó ser un tabaco feo tirando a marrón más feo todavía...Tenían muchos zapatos, pero yo quería esos. Entonces fue cuando mi amiga San vio "los zapatos": eran iguales, sólo que en color fresa/malva. Fantásticos. Eran los zapatos más bonitos del mundo. Me los probé, porque, encima, tuve la suerte de encontrar el último par de ese color, y en mi número. No hubo dudas. Eran mis zapatos de novia. Puestos son aún más bonitos, son cómodos, altos, muy altos...Tengo practicar un poco con ellos cuando Marcos no esté en casa porque hace muchos años que no me calzo unos tacones de semejante altura. Pero estoy muy, muy contenta porque son divinos.