Inciso

Ya sé, ya sé que os debo un post documentado sobre la boda, y no es que me esté escaqueando, pero estoy un poco saturada de curro y eso me deja rota. Aún no he descargado las fotos de la cámara, porque cuando llego a casa lo único que me apetece es tirarme en el sofá y pasar de todo. A ver este puente si saco un ratillo y os lo cuelgo, aunque no prometo nada porque el objetivo de este fin de semana es meter el riego en el jardín de atrás y plantar el césped, pero haré lo posible.
De momento, os adelanto que el viaje estuvo muy bien, sobre todo los días que pasamos en el D.F; me quedé flipada con la gente, súper amable y educada, flipé también con la ciudad, que es colosal (24 millones de habitantes), con su caótico modo de conducir, con sus increíbles avenidas...
Visitamos las pirámides de Teotihuacán, incluso subimos la pirámide del sol (con dos pelotas) a las dos de la tarde con un sol de justicia. Bebimos tequila (muuucho tequila), comimos cardos rarísimos y nos achicharró el sol.
La boda también estuvo genial; lo celebraron el el club hípico, bajo una carpa, todo decorado en blanco y lila, un poco cursi pero muy armónico. Con una orquesta durante todo el banquete, luego unos mariachis...La pena es que nos cayó el diluvio universal y el día se chafó un poco, pero salvo ese detalle, todo estuvo muy bien.
El viaje a Cancún ya no me gustó tanto; la fórmula del todo incluído es una castaña gordísima, nunca mais vuelvo a un sitio así. Además, también nos llovió dos días, no tuvimos mucha suerte con el tiempo. Encima nos metieron en el lobby de los yankis, con el asco que les tengo, así que me pasé parte del tiempo renegando de su mala educación y su alcoholismo exacerbado.
Hicimos mucho snorkel, eso sí, y vimos rayas, barracudas y unos peces plateados y amarillos que nos seguían a todas partes. También vi una tortuga, súper maja. La pena es que yo no pude hacer inmersión en el mar con botella, porque me costipé (hay que ser chungo para costiparse en el Caribe, coño) y me cogió una congestión nasal de pelotas que no me permitía compensar la presión al descender, así que me quedé muertita de asco en la orilla viendo como mi cari se alejaba en el barco en busca de aventuras submarinas.
En general, el viaje estuvo bien aunque, si lgún día vuelvo a México, nos lo plantearemos de otra manera. No tanta playa y más lugares que visitar, pues se me han quedado en la mochila muchos sitios que quería ver. Pero será para la próxima.
Al fin y al cabo, ¿para qué irse tan lejos a la playa si en Mallorca las hay estupendas y vamos a la Pensión Ana (amiga que vive allí)? De hecho, la foto de la cabecera del blog es de la cala del Moro, en Mallorca, un sitio precioso y muy pequeño en el que apenas caben 15 personas y para acceder a él, o bien te alquilas un barco o te bajas un barranco chunguillo, y vale, no tiene palmeras, pero no tiene nada que envidiar a una playa caribeña. O, ¿para qué hacer kayac en el mar del Caribe con lo que mola bajarse el Sella en piragua? Jooo, es que tengo mucho mono de Asturias; mi cari y yo ya andamos planificando la economía para escaparnos un fin de semana el próximo mes.
Con este viaje he llegado a la conclusión que cada país tiene algo que no tienen los demás, y es ese algo lo que hay que visitar.