martes, 12 de febrero de 2008

La historia de mi abuela.

El 12 de febrero de 1931, hace hoy exactamente 77 años, nació en Burgos Eulalia, la segunda; mayor que ella estaba Luis, el chico de la casa. A Eulalia la siguieron Matilde, Dominica, Tomasa y Juana.
Eran una familia humilde, dedicada a las labores del campo; su padre, Isidoro, era el mayoral de las fincas de alrededor, hombre serio y cumplidor, trabajador incansable, que tenía cuatro tierrucas, herencia de sus padres. La madre, Felisa, murió poco después de parir a su prole. Las cuatro últimas en nacer aún eran muy pequeñas cuando esto sucedió, así que Eulalia se tuvo que hacer cargo de la casa como hermana mayor que era.

Mientras los hombres salían al campo, ella se ocupaba de los animales, de cuidar el huerto, y de mantener la casa, además de criar a sus hermanas pequeñas. Contaba con la ayuda de sus tías, que la enseñaron a guisar, a zurcir, y a mantener la casa. Aprendió a leer y a escribir, y también algo de matemáticas para poder llevar las cuentas. Sus hermanas iban a la escuela, mientras ella tiraba con el peso del hogar.
No fue una muchacha bella, pero sí muy coqueta. Siempre tuvo a mano sus polvos para la cara de Maderas, y se sintió la joven más feliz del mundo cuando sus tías le regalaron sus primeras medias de seda.
El tiempo pasó para todos, y Luis encontró a una mujer con la que casarse y tener hijas. Las pequeñas pronto se fueron a servir a la capital; y ella, sin nadie ya de quien ocuparse, sintió que era hora de encontrar marido.
Se enamoró de un joven de un pueblo cercano, que había estado combatiendo en el frente ruso, con quien se casó y tuvo dos hijos: Montse y José Luis.
Con el paso de tiempo se trasladaron a otro pueblo, y allí continuó su vida. Siguió trabajando mucho, criando a los animales, a sus hijos y ocupándose del huerto. Su marido nunca fue un hombre muy trabajador, le perdían los vasos de vino que ponían en la cantina.
Su hermano Luis tuvo dos hijas mellizas, pero perdió a su madre en el parto. Así que una de ellas, Marisa, se fue con cinco años a casa de su tía Eulalia, quien la crió hasta los quince como si de una hija suya se tratase.
Y así se encontró, con treinta y pocos años, con dos hijos propios, una "hija postiza" y un marido borrachín.
Su hija mayor, Montse, conoció a un joven muy rechulo, del que se enamoró como una boba y de quien se quedó embarazada a los 18 años. Entre las familias arreglaron el matrimonio entre ambos, pues ya se sabe que en aquellos tiempos los embarazos siempre terminaban en boda.

Su hijo Jose siguió en casa de sus padres, pero Marisa volvió a casa de su padre cuando éste decidió casarse de nuevo.
En ese año nació Ivan, el primer nieto de Eulalia, que colmó de alegría la casa; pequeño, gordito y muy risueño, hacía las delicias de las abuelas.
Por aquello entonces, su marido, pese a no ser muy mayor, cayó enfermo; las consecuencias de sus excesos con el alcohol pronto le pasaron factura. Así que Eualia se vio de enfermera y cuidadora paciente. Por aquello tiempos, y dadas las circunstancias, solicitó un piso de protección oficial que le fue concedido, y allí se trasladó con su marido enfermo y su hijo mayor.
Poco después nació Nur, su segunda nieta. Conforme la familia iba creciendo, el matrimonio de su hija se iba deteriorando.
José, que no aprendió nada de la experiencia de su hermana, dejó embarazada a una joven de la comarca de la Nava, con quien contrajo matrimonio poco después. Aún recuerdo el día de su boda: nevaba, y hacío un frío horrible. Y lo recuerdo perfectamente porque yo fui la niña que llevó las arras y me morí de frío con mi vestidito de moaret y mi chaquetilla de perlé.

Como ya se barruntaba, el matrimonio de Montse hizo aguas, no sin episodios de violencia, insultos y vejaciones. El marido de Montse, además, era único gastando la pasta, así que un día de junio, Montse se vio deshauciada, con dos hijos de 7 y 8 años, y sin sitio donde ir. Su madre la acogió en su casa, donde ya sólo estaban ella y su marido moribundo. Poco después éste murió. Y aunque suene mal decirlo, fu una liberación para Eulalia.
Su hija, Montse, fue tirando como pudo. Alquiló un bar en el barrio donde vivían, y allí se pasaba 16 horas diarias sirviendo chatos de vino y café. Cuando sus hijos tenían 13 y 14 años, ya empezaron a ocuparse del negocio un par de horas a la tarde, cuando llegaban de la escuela, para Montse acudiera a la UNED a sacar el curso de acceso a la universidad, que luego culminaría con una Diplomatura en Empresariales.

En aquellos tiempos, los jubilados de nuestro país comenzaban a disfrutar de los viajes que organizaba el IMSERSO, y Eulalia sintió que era momento de ser feliz, aunque fuera a partir de los 60. En pocos años conoció Galicia, Cataluña, Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana, Murcia...Hizo un grupete de amigas viudas muy "resalás" con las que acudía a diario al hogar del pensionista a echar la partidilla; siempre fue una mujer muy hábil para el juego, lo mismo la daba un parchís que un julepe.
En el hogar del pensionista conoció a un viudo del puebli, muy apuesto, con quien pronto entabló una amistad muy especial. Iban juntos a los bailes de los domingos, a las romerías, a las excursiones...Todo iba muy bien, hasta que un día que, como era costumbre en ellos, compraron tres cupones de los ciegos a medias. Y tocaron. Y en aquel momento el hombre tan apuesto y caballeroso se olvidó de todo y se quedó con la pasta.

Todos pensamos que mi abuela no recuperaría de ese golpe, y no por el dinero,ya que mi abuela tenía la herencia de su padre aún intacta, sino por la pérdida de la confianza en una persona que en los últimos años había sido la gran cómplice de mi abuela. Jamás la había visto tan abatida, tan humillada y tan deprimida. Entre todos intentamos sacarla adelante, no sin esfuerzo, y por fin Eulalia reaccionó y volvió a su vida. Eso sí, volviéndole la cara al mal nacido ese que la cambió por un puñado de millones cada vez que se cruzaban por el pueblo. Para mi abuela también fue muy importante el hecho de que la gente del peblo conociera lo ocurrido y la apoyara, estuvieron muy pendiante de ella en aquel tiempo.

Los nietos nos hicimos mayores y nos fuimos de su casa, pero mi madre permaneció allí con ella; no creía justo dejarla sola a los sesenta y pico cuando su edad requería compañía y atención, después que ella nos hubiera acogido en su casa, y nos hubiera criado a nosotros, y hubiera dado todo por nuestra familia.

Hace un par de años, mi abuela vendió una tierra que heredó de su padre, por la que le dieron unos buenos millones. Se hizo el viaje de su vida: recorrió toda Italia en 20 días. Y por fin fue a Roma, estuvo en el Vaticano y vio al Papa. No es que sea una mujer muy muy religiosa, pero sigue acudiendo a misa cada domingo. A mi me gusta irla a buscar a la salida para invitarla a un mosto y unas gambitas, aunque yo invito y quien paga siempre es ella.

Con parte del dinero de la tierra, se compró un ático doscientos metros más allá de donde vive; durante un año me ha tenido como loca para que la ayudara a elegir los muebles, los colores de la pintura, el baño...Pese a todo, Eulalia siempre ha sido muy dubitativa a la hora de comprar. De hecho, el vestido para la boda de mi hermano casi casi se lo elegí yo. Ahora, era la mujer más guapa ese día, con permiso de la novia, claro. En la boda de mi hermano disfrutó mil, bailó hasta no poder más, baciló de nieto y la encantó reencontrarse con muchos viejos amigos.

Hace un año, su hijo menor, Jose, se ha separado de su mujer, quien le dejó en la calle con la maleta. Y mi abuela, como ha hecho siempre, le ha acogido en su casa. También le ha ayudado económicamente para que él se comprara un apartamento, que va arreglando los fines de semana, para el día de mañana tenga su casa y rehaga su vida.

El verano pasado, un hombre del pueblo la estuvo rondando muuuchos meses, y ella se hacía la dura. Pero en octubre nos dijo que había conocido a un viudo del pueblo, que querían ser amigos y nos pidió opinión. Desde luego, todos dijimos que sí, sólo por verla feliz daríamos cualquier cosa. Pablo es un buen hombre, con huerto y animales, que nos tiene surtida la despensa de verduras y hortalizas varias. Y la quiere mucho. Él quiere que se vayan a vivir juntos, pero mi abuela se descojona cada vez que se lo dice. A estas alturas, dice ella, me voy a meter yo en charcos. Pero se llevan muy bien, además Pablo tiene coche, y eso a su edad da mucho juego. Me apuesto la cruceta a que ahora mismo están en el mercadillo de la capital fisgoneando.

Esta señora de blanco que baila con tanta alegría es MI ABUELA, y hoy cumple 77 añazos, como 77 soles.

Y he querido dedicarla este post por ser valiente, por haber criado a sus hermanas, hijos, sobrina y nietos, por haber sabido educarme y entenderme, por quererme tanto y por darme de comer todos lo días (las dos vivimos en la misma urba, a cien metros, y como ambas comemos solas, mi abuela me hace la comida todos los días y aprovechamos ese ratillo para hablar.) MI ABUELA y yo hablamos mucho, nos contamos muchas cosas, y yo no sé qué sería de mi vida sin ella. Agradezco cada día que paso con ella, y doy gracias al Dios en el que no creo por mantenerla con tan buena salud.
Para esa señora del suéter de rayas rojo que con cara de pilla sujeta las cartas, la más presumida y la más guapa del mudo. MI ABUELA.

TE QUIERO MUCHO, MUCHO, MUCHO ABUELA.






15 comentarios:

Nais dijo...

Nena que post tan bonito. Que casualidad llevo unos dias acordandome yo de mi abuelita que murio hace 3 años y estaba macerando en la cabeza como dedicarla un post.
Me ha encantado el tuyo. Una abuela es un tesoro y parece que tu tienes una de mucho valor. Cuidala.
Un abrazo mi chica, estas mejor?

Achiperre dijo...

Un post merecido... Una vida dura...las abuelas son especiales sólo por la vida que les tocó en su emancipación!
Es bueno leer esta historia, a pesar de todos los malos royos que ha tenido Eulalia en su vida... puede presumir de haber sido y ser feliz...Pensaré en Eulalia cuando crea que no puedo más!

Gracias por este post!

UN besazo

aunqueyonoescriba dijo...

ha sido precioso conocer a tu abuela, es así como me siento en este momento... es una mujer de vida intensa que le ha hechado narices a la vida y que la disfruta cada momento... creo que tenemos mucho que aprender de tu abuela.

Claudia Newman dijo...

Niña, entre el post de Nais, sensiblón y el tuyo, más sensiblón todavía, se me han caido las lagrimillas en el curro...

Mi abuela murió hace 3 años y algo y la verdad es que fue un mazazo para mi. Siempre vivió con nosotros y aún hoy la echo mogollón de menos.

Disfruta a tope de todos los momentos.

Besos y mejórate.

Nur dijo...

Nais, me alegro que te haya gustado. No sé, sentí la necesidad de dedicarla algo como esto...Si te apetece regalarle uno a tu abuela, hazlo. Seguro que la encanta, allá donde esté.Un beso reinita.

Achi, qué decirte de mi abuela, yo no soy objetiva!De lo que sí estoy muy segura, es que mi abuela ha sido feliz, a veces más y aveces menos, pero, en este momento, es la más feliz del mundo. Me alegro mucho que te haya gustado, está escrito no a boca-lápiz, sino a corazón-lápiz.Un beso chula.

Aunque, mi abuela aprendió a ser valiente a fuerza de necesidad, pero lo hizo muy bien, y ese es una de las grandes lecciones que nos ha enseñado: "no te quejes, sé valiente y tira pa`lante".Creo que como herencia no tiene precio. Un besote guay.

Claudia, siento si te he hecho poner triste, pero lo de las abuelas es tan especial...Creo que nunca se la deja de echar de menos, no sé qué tendrán...Lo mejor de todo es poder disfrutarlas.Un beso.

Chicas, hoy hemos estado casi todos comiendo con ella, y dándole sus regalitos...Tendríais que haberla visto...Estaba radiante.
Le diré todo lo que pensías de ella, seguro que la alegra.Muchas gracias a todas.

Anónimo dijo...

me ha parecido tan tierno y natural el cariño que le tienes a tu abuela, como las lineas que componen este post.

La vida de Eulalia, como la de muchas abuelas y abuelos, siempre es una vida intensa y llena de batallas, menos mal que siempre les cubre de felicidad la tranquilidad de una jubilación.

Que maja tu abuela!!^^
Felicítala de mi parte, por los 77 por haber criado a toda una familia y por haber luchado tanto.

Besitos^^

Belén dijo...

Venía a agradecerte la visita y me topado con un post tan bello que creo que me voy a quedar un rato mas leyéndote si?

besicos

Leolo dijo...

abuela yo tambien te quierooo. mi abuela cuando se cabrea me pega collejas y no veas la fuerza que tiene la jodia con 84 años. bonito post nur, da gusto ver como expresar el cariño con palabras

un besazo (estas mejor?)

Pugliesino dijo...

No me quedan ninguno de los cinco, y digo de los cinco porque la última fue mi bisabuela,a la que siempre llamé "abuela" y que leyéndo tan hermoso texto parece como si me trasladaras en el tiempo reviviendo cada momentico con ella.
Felicidades a tu abuela Nur y a ti por tan lindo homenaje y ser capaz de crear magia con tus palabras.
Gracias por impregnarme de ella.
Un abrazo

Claudia Newman dijo...

Nena, pásate por mi casa que tienes una sorpresa.

Mejórate.

Besos

Nur dijo...

Hola veinteañera, me alegro que te haya gustado.Hoy cuando la vea la felicitaré de tu parte, un beso.

Bienvenida Belén, pásate cuando quieras y ponte cómoda, ésta es tu casa!Besitos.

Viento, tendríamos que hacer una quedadad de abuelas, sería muy interesante ala experiencia, no crees?Un abrazo guapo.

Bienvenido Carlos, a mi me quedan las dos abuelas, pero la relación con ambas no es ni parecida. Me alegra haberte evocado tan buen recuerdo.Un abrazo.

Cruela DeVal dijo...

AY es que las abuelas son lo mejor que tiene una... nuestras abuelas han tenido una vida muy dura y muy intensa y es cierto que han recobrado parte de su juventud a los 60 cuando por fin pudieron dedicarse a otra casa que al cuidado de los suyos....
La mía cumplirá 99 en mayo, también le dediqué unos post... si quieres saber más vete a la etiqueta historias de mi family
Besos

Nur dijo...

Jo Cru, me he leído la historia de tus abuelos y es apasionante; mi abuelo estuvo en el frente moscovita unos años, antes de conocer a mi abuela, pero tampoco me han contado nunca muchos detalles.
Yo creo que ningún niño debería crecer sin sus abuelos, son una parte súper importante.
A mí mi abuelo, por parte de padre, me contaba historias de cuando estuvo en África de jovencito, y me hacía imaginar muchísimo. Y aunque hace ya tres años que murió, siempre le recuerdo en aquella situación: sentado en su orejero, yo sentada en el suelo, contándo los avatares con los marroquíes.
Un beso.
Nur.

Anónimo dijo...

Jolín hija desde luego no se puede decir que la vida de tu abuela no haya tenido de todo. Completa a más no poder, y también interesante. Excepto por el cabronazo ese que se aprovechó de ella, que ya hay que tener cojones, pero me da a mi que una mujer como tu abuela se levanta después de un palo, menuda ella.

Es bonito el amor y el respeto que demuestras tenerle, y que por cierto yo no le tengo a ninguna de mis abuelas.. cosas que pasan. Asi que nada, te envidio nena.

besos

PD: ¿Como vas de lo tuyo?

Anónimo dijo...

tia pobrecilla, todo lo que ha tenido que aguntar, es una santa vamos! tuvo mala suerte en el amor pero nunca es tarde para ser feliz, ojala ese hombre la quiera y la respete de verdad y no la cambie por el asqueroso dinero como ese desgraciado, desde luego que poca verguenza y que solo se habrá quedado, gente asi mejor de lejos para todos.
un post muy bonito, un homenaje precioso, me ha gustado mucho, tienes suerte de tener esa pedazo de abuela, cuidadla mucho.
un besazo