miércoles, 10 de septiembre de 2008

In memoriam



Parte primera.



_No, si al final me tocará a mí pagar las gambas_ dijo Mariano.
Marcos, Alberto, Jaime y yo nos habíamos tirado dos horas en la pista de paddel dejándonos los higadillos por no pagar la ración de gambas del aperitivo; pero el partido quedó en tablas, y mientras veíamos la final de tenis de Nadal, discutíamos por quién debía hacerse cargo de pagar las gambas a la gabardina de la Cesárea.
Bajamos todos al bar, y al final fue Mariano, el único que no había jugado, quien invitó a las gambas. Fue un buen rato; nos contaba que tenía muchas ganas de ver a Dani, su hijo, que trabajaba en Air Europa y tenía base en Las Palmas, pero que apenas pasarían allí cuatro días porque Dani tenía que volar a Irlanda enseguida.
Se nos hizo la hora de comer; habíamos dejado a las chicas haciendo una estupenda paella en el patio. Maries no hacía más que hablar con Marina y Charo de la boda. Decía que se compraría el vestido más bonito del mundo, porque después de todos estos años pidiéndolo, por fin la dábamos una alegría. Es cierto, en los últimos cinco años siempre nos decía lo mismo:
_Algo tenéis que hacer, ¿eh?, aunque no os caséis, algo tenéis que hacer para que nos vayamos de fiesta.
Después de comer, nosotros fuimos los primeros en marcharnos. Nos despedimos de todos, y quedamos con Mariano y Maries para hacer una cena en nuestra casa en cuanto volvieran de ver a Dani; eran los únicos que quedaban por conocerla.

El miércoles cogieron el avión, pero nunca llegaron a Las Palmas.
Recordaré esa tarde como las más angustiosa de toda mi vida. De camino a la oficina por la tarde, oí en la radio lo del accidente de Barajas. Sabíamos que viajaban ese día , pero no sabíamos en qué vuelo iban. Llamé a Marcos, que estaba en casa de sus padres y también habían escuchado la noticia. No sabíamos, no teníamos nada confirmado. Ninguno de los dos contestaba al móvil, y su hijo Dani, que los esperaba en Las Palmas tampoco sabía nada.
Llegué a la oficina, y lo primero que hice fue clickear la página de Spanair para encontrar cualquier teléfono en el que me dieran información, pero aún no se había habilitado ninguno. Todo nervios. El móvil sonaba sin para ver si sabíamos algo. Cuando habilitaron el número, Marcos fue el primero en ponerse en contacto con Spanair. Dio los nombres de los tíos y sus apellidos, y después de unos minutos infartantes, la señorita le confirmó que no se encontraban en la lista de embarque.
Respiramos aliviados; por un rato pensamos que estarían en el avión accidentado.
La tarde iba pasando, pero seguíamos sin poder hablar con ellos, y a Las Palmas no habían llegado.
Marcos me llamó a la oficina muy nervioso:
_Cari, esto no me gusta nada; no consigo hablar con Mariano, y el primo tampoco sabe nada de ellos.
_Vale, voy a volver a llamar a Spanair y que me confirmen que no están entre el pasaje; te llamo en un pliqui. Tranquilo cariño, verás como a Mariano se le ha olvidado conectar el teléfono, pero están bien.

Llamé a Spanair, y la respuesta de la señorita fue que no podía confirmarme nada; lo único que podía hacer era tomar mi número de teléfono y llamarme en cuanto supieran algo. Intenté hacerla comprender que sólo necesitaba saber si estaban en la lista de pasajeros, nada más. Evidentemente, si habían cogido el avión ella no podía saber si estaban bien o mal, heridos o muertos. Sólo necesitaba que me dijera si estaban en el avión o no. Pero no hubo manera. Llamé a Marcos para decírselo, y fue cuando todos los miembros de nuestra familia empezaron a llamar a la compañía para ver si alguien nos daba alguna información.
A medida que pasaban las horas el número de víctimas iba en aumento, y nuestra desesperación también. ¿Cómo era posible que nadie nos comunicara nada en toda la tarde?
A eso de las siete, le dije a mi jefe que tenía que irme, le conté lo sucedido. Cuando llegué a casa de mis suegros, la chica de la agencia de viajes donde Mariano y Maries contrataban siempre sus vacaciones había llamado para decirnos que el vuelo accidentado era el que tenían que coger los tíos.
No sabíamos qué hacer; Spanair no nos confirmaba nada por más que insistimos. Pedimos ayuda al delegado de la Junta de Castilla y León de Palencia. Si a nosotros nadie nos decía nada, teníamos que ayudarnos de las autoridades locales, a ver si así conseguíamos algo. Pusieron dos coches a nuestra disposición para ir a Madrid, a Ifema. Yo me quedé, los abuelos aún no sabían nada y me tocaría a mí darles la noticia.
A las doce y media de la noche Marcos me llamó desde Madrid. Los tíos habían fallecido.


Parte segunda.

Después de tres días ingresado en la clínica, Mos se estaba recuperado muy bien. Seguimos pinchándole unos días más, para asegurarnos de eliminar por completo la infección. Esta última vez lo había pasado muy mal, le pilló demasiado viejito y le costó mucho superarla. Se había quedado muy delgadito; en vez de un conejo enano, parecía una ratilla famélica.
Estaba muy mimoso, no quería más que estar con nosotros en el sofá y que le diéramos cariñitos.
Le hicimos un parque nuevo; nos cuidamos de desinfectar muy bien la zona donde estaba para que no pudiera cogerse nada malo de nuevo, y duplicamos el tamaño del parque que tenía; en vez de eso parecía una casita con finca alrededor. También le cambiamos todos su juguetes, el comedero, y todo aquello que pudiera ser susceptible de causarle otra cosa mala.
Estaba muy bien; comía mucho, pero era normal dado el peso que había perdido durante la enfermedad.
El viernes pasado lo notamos un poco raro; estaba apático, no tenía ganas de comer, ni de jugar, y nos temimos lo peor. El sábado por la mañana, de nuevo al veterinario. Otra vez con meningitis, la segunda en menos de quince días. No sabíamos qué hacer. El veterinario nos dijo que era lo que le esperaba al animal a partir de ahora; estaba demasiado viejito, y el haber pasado dos meningitis le había dejado el sistema nervioso echo polvo. Además, al tener tanto tiempo, su sistema inmunitario era casi inexistente, por lo que estaría malito continuamente, sin defensas que pudieran ayudarle.
No queríamos que Mos sufriera de nuevo lo de la última vez; lo pasó muy, muy mal. No sabíamos qué hacer; su veterinario nos dijo que podíamos ponerle una inyección a ver si reaccionaba, pero no lo hizo. El tratamiento iba a ser muy largo y muy dolorosa para Mos, y nada nos aseguraba que fuera a curarse; aparte, sería susceptible de cogerse cualquier cosa en cualquier momento.
Fue una decisión muy dura para los dos, pero no teníamos que pensar en nosotros, sino en Mos. El veterinario le puso una inyección para que dejara de sufrir. Ni siquiera tuvimos de valor de recogerlo para enterrarlo. No podíamos. Mos, después de siete años con nostros, se había ido.


Éstas han sido nuestras vacaciones. Demasiadas pérdidas en tan poco tiempo.

11 comentarios:

DINA dijo...

Nur, princesa, no sé que decir, LO SIENTO, LO SIENTO MUCHÍSIMO.
Se me ha hecho un nudo en el estómago y no encuentro las palabras para expresarte todo mi apoyo y mi cariño.

Animos, y ya sabes... para lo que necesites y te lo digo de corazón !!!!

Besos cielo.

tuna dijo...

madre mía!!!! lo siento y muchisimo animo sólo me sale deciros esto.

besitos

aunqueyonoescriba dijo...

ufff ahora te entiendo, demasaido dolor...
un abrazo enorme.

Ellyllon dijo...

No dejaré de mandarte besos y mimos todos los días que pase por aquí...pero realmente lo que me apetecería ahora es abrazarme a tí y llorar juntas...

Besicos
Elly

Belén dijo...

Te acompaño en el sentimiento...

Un beso

NUT dijo...

Nur, estoy con lágrimas en los ojos...no sabes cuanto lo siento...
La vida tiene cosas muy buenas pero en ocasiones nos las arrebata, va en el pack, y es muy muy cruel...
Os acompaño en el sentimiento. Muchos animos! Un beso enorme.

Cruela dijo...

Nur
qué decir sino que lo siento que no hay palabras... sólo que anímate y que tienes que sonréir aunque no te apetezca...
Yo estaba en la isla ese mismo día, fue todo muy raro porque la mayoría de la gente es de la Palmas y quieras o no es como un pueblo grande, casi todos conocían a alguien o a alguien que conocía a una de las victimas
en fin la vida a veces juega malas pasadas y es cierto que se cebaron contigo
Besooooos enoooormes besos

Anónimo dijo...

nena lo siento muchísimo, que tragedia lo de spanair, desde luego da verdadera tristeza ver cuántas vidas se llevó aquel maldito avión. Mi más sentido pésame mi niña, lo siento de veras.
En cuanto a lo de Mos, me acuerdo de lo mal que lo pasamos nosotros en el veterinario cuando operaron a mi perro y no puedo mas que soltar lágrimas como una tonta porque da muchisima pena ver que tu mascota, compañera de tantos años lo está pasando mal.
Desde luego te queda la tranquilidad de que hicisteis lo que pudisteis porque se recuperara, no le dejasteis solo y se sintió querido hasta el último momento, eso te honra como persona y dice mucho de ti, tienes muy buenos sentimientos Nur.
un abrazo muy fuerte, cuidaos mucho, siento todo lo que ha pasado.
un beso

Claudia Newman dijo...

Nena, cuando te mandé el mail esta mañana no había leido el post.

Solo decirte lo mismo, Ánimo y adelante, sois fuertes.

Besos, y ya sabes donde estoy para lo que sea.

Anónimo dijo...

Nur cariño, lo siento muchisimo, de verdad. Uff..es que no sé ni que decirte, porque todo ha sido un palo tremendo. Simplemente, aconsejarte en volcarte totalmente en su hijo y en los miembros que estén peor y recordar mucho a los que no están...es la forma de mantenerlos vivos. Serán meses duros, pero hay que seguir mi niña...
Sobre Mos, lo siento tb mucho..pero si el pobre estaba tan malito, lo mejor es que deje de sufrir...
Si necesitas cualquier cosa, ya sabes donde estoy, de verdad te lo digo. Mil besazos

Achiperre dijo...

LO siento...

Un abrazo